Cinco detenidos en el Líbano vinculados al asesinato de Elie Hobeika

L D (EFE) Entre los detenidos se encuentra Georges Masud Hana, de 40 años, identificado como la persona que vendió a Hobeika el coche en el que murió, y su primo Charbel Hana, ambos arrestados en la localidad de Ein al-Meir, en la provincia meridional de Jezzin, controlada por la milicia cristiana afín a Israel durante la ocupación del Líbano. Según las primeras investigaciones, Georges Hana vendió el coche, en presencia de su primo, al contado por más de 10.000 euros (unos 9.000 dólares) a dos personas que podrían haber presentado documentos de identidad falsos.

Otras tres personas más fueron detenidas la noche del sábado en Jezzin, para tratar de encontrar a los intermediarios que compraron el vehículo, un Mercedes que el pasado jueves quedó destrozado cuando otro coche, un Land Rover, explotó junto a él en una calle del barrio cristiano de Beirut. En la deflagración murió Hobeika, líder durante la guerra civil del Líbano (1975-1990) de las "Fuerzas Libanesas" (FL), brazo armado del Partido Falangista, y tres de sus guardaespaldas.

Diferentes grupos libaneses y palestinos han acusado a Israel de estar detrás del atentado contra Hobeika, mientras que el Gobierno de Beirut se ha limitado a subrayar que han sido "manos extranjeras". El ex "señor de la guerra" civil libanesa había prometido prestar testimonio en la querella presentada por un grupo de sobrevivientes de las matanzas en los campamentos de Sabra y Chatila en contra del primer ministro israelí, Ariel Sharón.

Sharón, cerebro de la invasión del Líbano de 1982, era ministro de Defensa de Israel en septiembre de ese año, fecha en que milicianos cristianos, con la aquiescencia del Ejército de ocupación israelí, entraron en los campos de refugiados de Sabra y Chatila, en el sur de Beirut, y mataron a más de 800 palestinos. En 1983, una comisión del Parlamento israelí obligó a dimitir a Sharon, a quien encontró "responsable indirecto" de esta matanza, de la que acusó al FL. Hobeika siempre negó su implicación en la masacre y horas antes de ser asesinado afirmó que tenía "pruebas irrefutables" de su inocencia.