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La ruptura de un contrato petrolero aleja más a Rusia del régimen de Sadam Husein

La reciente decisión de Irak de romper un millonario contrato con la petrolera rusa Lukoil amenaza con sentenciar de manera definitiva el cada vez mayor distanciamiento entre el Kremlin y el régimen de Sadam Husein.

L D (EFE) El pasado jueves Irak anunció la rescisión de un contrato de 3.800 millones de dólares con un consorcio ruso liderado por Lukoil para la explotación del yacimiento petrolífero Qurna-2 Oeste tras a acusar a la parte rusa de incumplimiento contractual. “Ha sido un paso desafortunado que persigue objetivos políticos”, dijo al comentar la decisión iraquí el presidente del comité de Asuntos Internacionales de la Duma del Estado, Dmitri Rogozin, en una entrevista difundida por la agencia oficial rusa Itar-Tass. Según el acuerdo entre el Gobierno iraquí y el consorcio ruso, que integran, además de Lukoil, las empresas Zarubezhneft y Machinoimport, la explotación del yacimiento debía comenzar una vez que se alivien las sanciones internacionales contra Bagdad. Pero precisamente ese fue el argumento que esgrimió el Parlamento iraquí para cancelar el contrato, es decir, que Rusia no había empezado aún a explotar el campo.

“Por lo visto, Lukoil no tenía deseos de empezar a trabajar en ese riquísimo yacimiento”, dijo el embajador iraquí en Moscú, Abas Jalaf en declaraciones al canal de televisión NTV. “Adiós al petróleo iraquí”, titula este sábado el diario Izvestia al comentar la decisión de Gobierno de Irak, que calificó de la ruptura del contrato de un “modo muy especial de persuadir a Rusia de que lo apoye en su confrontación con Estados Unidos”. El rotativo recalca que Sadam Husein “ha cometido un error fatal al elegir el lenguaje de los ultimátum para hablarle a Rusia”, hasta ahora principal valedor de Irak ante Washington y la amenaza de este último de lanzar una acción militar contra ese país.

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