Restaurantes, comercios e iglesias permanecieron cerrados durante la noche del jueves y hasta las seis de la mañana de este viernes para impedir que se repitan los actos de vandalismo que comenzaron el lunes pasado después de que un policía blanco matara a un joven negro.
Durante el toque de queda indefinido desde las ocho de la noche de este jueves, patrullas policiales equipadas para disolver manifestaciones sólo permitieron el desplazamiento de personas que pudieran comprobar que se dirigían a sus trabajos.
Su tarea contó con la ayuda de miembros de la patrulla de carreteras que llegaron anoche a la ciudad por orden del gobernador del Estado de Ohio, Bob Taft.
La medida alteró las celebraciones de la Semana Santa en esta ciudad de 350.000 habitantes, más del 40 por ciento de ellos de raza negra, y la archidiócesis de Cincinnati se vio obligada a cancelar una misa de Viernes Santo al aire libre que se celebraba sin interrupciones desde hace más de un siglo.
El toque de queda también obligó a cancelar los servicios de transporte nocturno y otros actos religiosos, incluyendo el recorrido tradicional después de la medianoche de las escalinatas de la Iglesia de la Inmaculada en la que en cada escalón los fieles se detienen a rezar.
Retorna la calma a Cincinnati tras la primera noche de toque de queda
La calma ha vuelto a Cincinnati, en EEUU tras la primera noche bajo el toque del queda y el estado de emergencia impuestos por las autoridades después de tres jornadas de incidentes raciales que se pordujeron por la muerte de un joven negro. La alcaldía analiza este viernes si mantendrá el toque de queda durante el fin de semana. La policía ha arrestado a 100 personas durante la vigencia de la medida.
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