La disputa que Brasil y Canadá arrastran desde hace tres años en el campo aeronáutico se convertirá en dos semanas en una guerra comercial declarada si hasta entonces los norteamericanos no firman la paz en el terreno cárnico, ha advertido el presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso.
"Si en diez o quince días no aparece una solución, pues guerra es guerra", dijo Cardoso sobre el tiempo máximo que está dispuesto a dar para que Canadá anule su veto a la carne brasileña y dé crédito a la garantía de Brasil de que está libre del mal de las "vacas locas". Este ultimátum se produjo seis días después del veto, "inaceptable y arbitrario", según las autoridades brasileñas, al ingreso de carnes de este país en el mercado de Canadá y acortó el plazo de dos meses que se ha dado el Gobierno de Ottawa para decidir si mantiene o levanta esa restricción.
México no compra carne a Brasil y EEUU no la ha vedado a sus consumidores, pero ambos países secundaron a Canadá obligados por la sociedad que los une en el Tratado de Libre Comercio (TLC) de Norteamérica.
Cardoso matizó su ultimátum al expresar que confía en una "pronta solución" al problema, la que vislumbra si expertos canadienses dan fe de las certificaciones brasileñas en la inspección "in situ" que harán la próxima semana y que constituirá "un retorno a maneras civilizadas de tratar tales asuntos", subrayó el mandatario.
Canadá adoptó el veto sin poseer información "seria" y ha causado "un enorme perjuicio" a Brasil y a su imagen en el exterior, añadió Cardoso al sellar una serie de declaraciones oficiales colmadas de calificativos belicistas.
Brasil amenaza a Canadá con iniciar una guerra comercial abierta
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