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Putin busca el apoyo de Canadá contra el escudo antimisiles previsto por George W. Bush

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha iniciado, este lunes, su primera visita oficial a Canadá para mejorar las relaciones económicas entre ambos países y, sobre todo, para comprobar la fortaleza de la posición de Ottawa contra el escudo antimisiles que planea poner en marcha Estados Unidos. Putin llegó a Canadá a últimas horas del domingo procedente de Cuba y cenó en privado con el primer ministro canadiense, Jean Chrétien, antes de comenzar esta mañana oficialmente su visita en Ottawa.

Política internacional y economía son los dos puntos exclusivos de la agenda de trabajo del dirigente ruso en Canadá. Rusia está interesada en cultivar sus relaciones internacionales con Canadá, sobre todo después de las críticas que Ottawa ha expresado en el pasado al escudo antimisiles preconizado por Estados Unidos.

La idea de poner en marcha el escudo, que Washington públicamente considera una defensa contra amenazas procedentes de los llamados "países terroristas", sufrirá un nuevo impulso tras la elección del republicano George W. Bush para dirigir la Casa Blanca durante los próximos cuatro años. El incremento del gasto militar fue una de las propuestas de Bush durante la pasada campaña presidencial y, para poner en marcha un sistema antimisiles eficaz, Estados Unidos necesita colocar instalaciones del escudo en Canadá.

Sin embargo, la reciente salida del carismático Lloyd Axworthy del Ministerio de Asuntos Exteriores puede enfriar la posición crítica de Canadá hacia el escudo antimisiles, que Axworthy consideraba, como los propios rusos, un elemento de desestabilización del equilibrio nuclear.

Fuentes de las dos delegaciones han apuntado que Putin y Chrétien pueden hallar una solución de compromiso sobre la posición de Canadá, que se materializaría en un acuerdo entre los dos países estipulando la necesidad de incluir la propuesta de Estados Unidos dentro de la renegociación del tratado de misiles antibalísticos. La otra tarea que Putin trae a Canadá es el reforzamiento de la confianza canadiense en el proceso de reformas económicas emprendidas en el país.

Putin quiere eliminar la imagen de corrupción y peligro que se ganó Rusia entre los hombres de negocios canadienses durante el mandato de Borís Yeltsin. Para ello el martes viajará a Toronto, la capital económica del país, para mantener una comida con decenas de ejecutivos de las principales empresas canadienses. Al final del 2000, los intercambios comerciales anuales entre ambos países se habrán situado por encima de los 500 millones de dólares.

Esta cifra está muy lejos de las expectativas generadas tras la caída del régimen soviético, cuando los empresarios canadienses, fundamentalmente del sector de las materias primas, se apresuraron a invertir en el país.

Las inversiones canadienses durante los primeros años de Yeltsin se situaron en torno a los 780 millones de dólares. Pero los canadienses pronto sufrieron en sus propias carnes el caótico Gobierno del régimen de Yeltsin y gran parte de las compañías entonces presentes en el mercado ruso han abandonado el país sin esperanzas o ganas de volver en el futuro. Canadienses y rusos podrían firmar, durante la visita de Putin, mejoras al Acuerdo para la Protección de las Inversiones Extranjeras de 1989 destinadas a atraer dinero canadiense.

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