El 3 de octubre de 1990 concluyó un proceso que había comenzado sólo once meses antes, la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989, cuando la presión del pueblo germano-oriental hizo caer el muro de Berlín, tras una revolución pacífica cuya finalidad había sido obtener más derechos democráticos y, sobre todo, libertad para viajar.
Los actos oficiales del décimo aniversario se celebrarán en esta ocasión en Dresde, la capital del estado federado de Sajonia y la primera ciudad de la ex República Democrática de Alemania (RDA) que el entonces canciller, Helmut Kohl, visitó tan sólo un mes después de la caída del Muro.
Kohl, quien no esperaba que los acontecimientos pudieran sucederse con tanta celeridad, se encontró a su llegada a Dresde con un pueblo que le recibió prácticamente como un héroe y que esperaba de él algo más que sólo un respaldo al acercamiento político entre las dos Alemanias.
Miles de personas recibieron al canciller con banderas con los colores de Alemania, pero sin el emblema de la RDA, y reclamando la unificación con una frase que luego se convertiría en histórica: "Somos un único pueblo". Esta frase, una ligera modificación del "Nosotros somos el pueblo" expresado durante las manifestaciones de la revolución pacífica, demostró que la población de la RDA no se conformaba ya con viajar libremente, sino que soñaba con formar parte del "paraíso" que significaba entonces la República Federal.
El "padre" de este proceso de unificación, sin embargo, será el gran ausente en las celebraciones en Dresde, a las que acudirá prácticamente toda la plana mayor de la política alemana y numerosos invitados extranjeros, entre ellos, el presidente francés Jacques Chirac, el orador principal de los actos.
Kohl, cuyo legado político ha quedado ensombrecido por su implicación en el escándalo de las cuentas secretas de la Unión Cristianodemócrata (CDU), no acudirá a Dresde porque no fue incluido en la lista de oradores del acto. El hecho de que no fuera invitado a participar como orador fue decisión del organizador de los festejos, el primer ministro del estado federado de Sajonia, Kurt Biedenkopf, cristianodemócrata como Kohl pero también un viejo enemigo interno.
Aunque la actual dirección de la CDU se ha encargado bien en estas últimas semanas de honrar la labor del ex canciller con diversos actos de conmemoración, el hecho de que tenga que seguir las celebraciones desde el televisor de su casa no deja de tener cierto dramatismo.
Bajo el lema de "unidos en la diversidad", los actos de Dresde contarán con la presencia de unas 200.000 personas, además de los representantes políticos nacionales y extranjeros, entre ellos la secretaria de estado de EEUU, Madeleine Albright, o el primer ministro polaco, Jerzy Buzek.
La celebración comenzará con una misa en la "Kreuzkirche", una de las iglesias en las que se reunían los disidentes durante los meses que precedieron a la caída del Muro. Seguirá una recepción y un almuerzo de gala que encabezará el canciller, Gerhard Schroeder.
Los ciudadanos alemanes tendrán también sus propias fiestas en diversas ciudades como Dresde, donde habrá un desfile de vapores por el río Elba y un concierto de rock, en Berlín sus cuyas calles se llenarán de arte y música de las dos Alemanias.
Alemania da la espalda a Kohl en el décimo aniversario de la reunificación
Con numerosos actos, Alemania celebra este martes el décimo aniversario de su unificación, que puso fin a cuatro décadas de división y reunió a un pueblo que, aun teniendo la misma nacionalidad, se había criado en dos estados con sistemas políticos completamente opuestos. El entonces canciller de la ex República Democrática de Alemania, Helmut Kohl, será el gran ausente al no estar incluido en la lista oficial de oradores.
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