Los últimos tangos
Carlos Semprún Maura
Siempre me ha parecido curioso que escritores que se consideraban revolucionarios, que aplaudieron frenéticamente los fusilamientos durante más de 10 años, luego de que detuvieran al poeta Padilla, uno más, se movilizan. Como si opinaran: los campesinos, que se jodan, pero hay que salvar a Padilla.