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El 24 de marzo de 2004, Del Olmo solicitó un informe pericial “sobre la composición y origen del explosivo empleado en la confección de los artefactos” del 11-M. Un mes después, el 27 de abril de 2004, la Unidad Central de Desactivación de Explosivos y NBQ le enviaba una serie de informes, entre los cuales se encuentra el “informe pericial” sobre los análisis químicos realizados a las muestras recogidas en los focos de explosión. Ese informe, en lugar de enumerar los componentes químicos encontrados en cada foco, se limitaba a proporcionar vagas explicaciones en las que sólo se decía que en 8 de los 10 focos se habían encontrado “componentes genéricos de dinamita”, sin especificar cuáles eran esos componentes. Pero es que, además, ese “informe pericial” está plagado de irregularidades.
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