Zapatero esperaba llegar al Comité Federal del PSOE con el acuerdo del Estatuto pero no contaba con las diferencias en financiación y definición de Cataluña. En ese escenario, pidió a los partidos catalanes un "último esfuerzo" y a los socialistas, "unidad". No se escenificó:
Maragall proclamó la "nación catalana" y los socialistas extremeños intensificaron las
críticas. Bono e Ibarra
plantaron al presidente y Rubalcaba salió de la reunión como
"san Alfredo". Rajoy les ha recordado que el "objetivo nacional" no es "discutir si somos varias naciones o un
cóctel plurinacional".