Según Ibarra "no hay presidente que esté dispuesto a romper el país que preside, ni partido que se lo consienta". La advertencia vino acompañada de un duro ataque a Maragall –"desleal"– y de una aparente confianza en que Zapatero no admitirá que Cataluña sea nación, aunque sin el preliminar "se cae el 90% de los artículos". Bono actuó igual: hay que modificar el texto "en serio y a fondo" y Maragall no debió enviarlo a Madrid. Y Rubalcaba pide que no se opine sin leer antes el Estatuto.
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