Después de que
Ibarretxe despreciara a la Cámara que le escuchaba, Rajoy alertó en un brillante discurso de lo que supone el plan secesionista vasco y, sobre todo, que haya llegado al Congreso. A diferencia de
Zapatero –centrado la guerra de Irak, el
"optimismo antropológico" y en acusar al PP de abrazar por fin la Constitución–, Rajoy le ha puesto nombre al "problema vasco": mil víctimas a manos de ETA, la "inspiradora" del plan que "otros –dijo Rajoy– han puesto por escrito". Desde el PSOE, tuvo que ser
Rubalcaba el que defendiera la legalidad.
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