Es el contenido de uno de los documentos remitido por el Gobierno al Congreso para reanudar los trabajos de la comisión del 11-M. La casa de Morata de Tajuña, donde se confeccionaron las bombas de la masacre, estaba siendo vigilada por la Guardia Civil desde el día 7 de marzo por la denuncia de una vecina. Tres días después, la víspera de los atentados, se levantó la vigilancia por no observar “nada anómalo”. Y en cuanto a la trama de Avilés, orígen de los explosivos,
Conde Pumpido dice que no se investigó porque no lo pidió la Policía.