Los cálculos siguen dando la razón a la tesis que en 1995 enunció el entonces ministro de Obras Públicas,
Josep Borrell. El consejero de Territorio y Vivienda de la Comunidad Valenciana, Rafael Blasco, alerta de que la construcción de las desaladoras
en esta comunidad ocuparían tres millones de metros cuadrados que se elevarían a quince con las construcciones auxiliares, "una ocupación de suelo superior en un 60 por ciento a la del trasvase para obtener un tercio del agua prevista en el mismo". Y, como decía Borrell, más cara.