Traspasado el ecuador de la campaña, los candidatos afrontan su último fin de semana de caravana electoral. El líder del PP lo ha hecho con un compromiso para regenerar el diálogo político en el País Vasco, "adulterado por el nacionalismo". El del PSOE, tratando de convencer al electorado de que su oponente es una persona "muy incompetente" y volviendo a reclamar un debate cara a cara. Uno y otro, mantienen la mirada puesta en las últimas encuestas que publicarán este domingo los periódicos. 

El lehendakari mantiene su amenaza de sacar adelante el plan separatista al que acompaña con sus habituales declaraciones "cordiales". Así dice que va a ser la discusión de su propuesta, "con cordialidad", sin que a los vascos "les tiemblen las rodillas" y aunque "cambien cien mil leyes" y "pretendan meterle trescientas mil veces en la cárcel". Quiere que el PNV tenga el mismo espíritu que en 1934.