La causa de la libre empresa, de la competencia, es la única que puede mantener a los capitalistas alejados de tener un poder excesivo. Hay un viejo dicho que reza: "si quieres cazar a un ladrón, llama a otro para que lo atrape". La virtud del capitalismo de libre empresa es aquél que coloca a un empresario frente a otro, y ese es el método más efectivo de control.
Colón no buscó una nueva ruta a las Indias en respuesta a una directiva elegida mayoritariamente.
Es una suerte que la sociedad libre sea más productiva, porque de no haberlo sido jamás se habría tolerado. El prejuicio en su contra es tan poderoso que es necesario tener una ventaja de cinco a uno para vencerlo.
El poder centralizado no se vuelve inofensivo por las buenas intenciones de quienes lo crearon.
Los dos principales enemigos de la sociedad libre o de la libre empresa son los intelectuales, por un lado, y los hombres de negocio por el otro, y por motivos opuestos. Todo intelectual cree en la libertad para sí mismo, pero se opone a la libertad de los demás. Cree que debería haber una oficina de planificación central que establezca las prioridades sociales. El empresario es justo lo contrario. Todo empresario está a favor de la libertad de todos los demás, pero cuando se trata de él la cuestión cambia. Él es siempre el caso especial. Él debería tener privilegios específicos del Gobierno: una aduana, esto, aquello…
La inflación es un impuesto sin legislación.
Mucha gente quiere que el gobierno proteja a los consumidores. Un problema mucho más urgente es proteger a los consumidores del gobierno.
Cualquier amigo de la libertad ha de revolverse como lo hago yo contra la perspectiva de convertir a los Estados Unidos en un campo armado, por la visión de las cárceles repletas por consumidores de drogas y por un ejército de burócratas con el poder de invadir la libertad de los ciudadanos, basándose en una evidencia somera.
Siempre se ha argüido que el problema del capitalismo es que es materialista, mientras que el colectivismo puede permitirse prestar atención a lo no material. Pero la experiencia ha sido exactamente la contraria. No hay sociedades que hayan enfatizado los requisitos materiales del bienestar como las colectivistas. Son las sociedades libres las que, de lejos, han permitido un mayor desarrollo a los aspectos inmateriales, espirituales, artísticos del bienestar.
Los gobiernos no aprenden jamás. Las personas sí lo hacen.
Estoy a favor de reducir los impuestos bajo cualquier circunstancia, con cualquier excusa, por cualquier razón y siempre que sea posible.
Nada es tan permanente como un programa temporal del gobierno.
Sólo el gobierno es capaz de coger un papel perfectamente bueno, cubrirlo con tinta perfectamente buena y hacer una combinación absolutamente banal.
Mucha gente se queja del despilfarro público, pero yo lo doy por bueno, por dos razones. En primer lugar la eficiencia no es nada deseable si alguien está haciendo algo malo. El Gobierno hace cosas que no queremos que haga, de modo que cuando más dinero despilfarre, mejor. En segundo lugar, el despilfarro lleva a los hogares de la gente el hecho de que el Gobierno no es un instrumento eficiente y efectivo para conseguir sus objetivos. Una de las de esperanza es la desilusión creciente con la idea de que el Gobierno es ese hermano mayor siempre sabio, todopoderoso, que puede resolver cualquier problema que salte en el camino.
La solución por el gobierno de un problema es habitualmente tan mala como el mismo problema.
Los grandes avances de la civilización, ya sean en arquitectura o pintura, en ciencia o literatura, jamás han venido de un gobierno central.
Estoy a favor de legalizar las drogas. Según mi sistema de valores, si la mayoría de la gente quiere matarse a sí mismos, tienen todo el derecho de hacerlo. La mayoría de los problemas que vienen de las drogas son porque éstas son ilegales.
Hay muchas variantes del liberalismo. Hay un liberalismo de cero-gobierno; anarquista. Hay un liberalismo de gobierno limitado. Comparten un montón en términos de sus valores fundamentales. Si los llevas hasta sus últimos orígenes, son diferentes. No parece importar en la práctica, porque ambos queremos trabajar en la misma dirección.