Las Ventas desde dentro (parte II): de la capilla al triunfo
David Alonso Rincón | Javier Romero
El monumento al Yiyo, un torero muy querido por la afición madrileña, es uno de los sitios donde se queda para ir a los toros. Estar junto a la Puerta Grande y su silueta extremadamente reconocible lo han convertido en el gran punto de encuentro
La línea 2 del metro es el método de transporte que muchos madrileños eligen para ir a los toros, la veterana estación de Ventas -que se abrió antes que la propia plaza- a su modo es también una parte del mundo taurino de Madrid
La Puerta de Arrastre es por la que entran a la plaza muchos de los espectadores de los tendidos de sombra -los de entradas más caras- y en su interior se forma en los momentos antes de la corrida un auténtico club social
El interior de Las Ventas tiene algo de laberíntico, con escaleras en distintos puntos y de distintos tipos que llevan a todas las localidades. En la imagen, una de las que lleva a los tendidos altos
La salida a la plaza para los espectadores de un tendido bajo tiene algo de ascenso simbólico a la luz
Cada día más, Las Ventas no es sólo un recinto para ver las corridas sino que está llena de propuestas y vida, como la exposición durante esta feria de los trajes de luces del diestro Enrique Ponce
Los alguacilillos -algo así como representantes de la autoridad del presidente en el coso- son uno de esos personajes sorprendentes de las corridas de toros. Entran a caballo, haciendo el paseíllo con los toreros y vestidos con ropa de la época de Carlos IV
El gran protagonista de la fiesta, que aunque pueda parecer lo contrario no es tanto el torero como el toro, sobre el que están fijas todas las miradas desde el momento en el que salta a la arena
Los subalternos o, los toreros de plata, son una parte poco reconocida pero esencial en los toros, las corridas sin ellos serían imposibles porque no se podría desarrollar la lidia
La lidia del toro empieza con el capote: el astado es demasiado poderoso al salir al ruedo para que baste con el engaño de la muleta, mucho menor. En los orígenes el toreo a capote era simplemente para testar al toro y dejarlo en suerte para ser picado, después evolucionó y se convirtió en parte del esfuerzo artístico, con pases como la chicuelina que en la imagen ejecuta Antonio Ferrera
El de varas es el primer tercio, los picadores citan al toro en la distancia y después lo castigan con el puyazo. La suerte tiene dos fines básicos: ahormar la embestida del toro y hacerlo humillar -bajar la cabeza- y dar pistas sobre su comportamiento y embestida
El segundo tercio es el de banderillas, en la que los toreros -habitualmente los subalternos pero en ocasiones los propios matadores- se enfrentan al toro sin ningún engaño. Suele ser uno de los momentos más espectaculares de la corrida. En la imagen, de nuevo Antonio Ferrera tras colocar un par en todo lo alto
El tercio más conocido e importante es la faena de muleta, que termina con la muerte del toro. Toda la faena era la preparación para la suerte suprema, que es la estocada, pero de nuevo la evolución del toreo la llevó a potenciar la parte artística, que hoy por hoy es lo más valorado. En la imagen Diego Urdiales inicia su faena
Los areneros, otros grandes desconocidos, salen entre toro y toro para igualar el albero del coso y retirar los rastros de sangre que hayan podido quedar de la lidia anterior
La fiesta de los toros es dura, pero procura no ser cruel. La puntilla, a pesar de que visualmente puede parecer una salvajada es una forma de acortar el sufrimiento del astado evitando que la agonía se prolongue
Las mulillas que retiran al toro muerto del coso son otra de las tradiciones en Las Ventas
Y la tradición hace que las mulillas se retiren de la arena al trote, con sus acompañantes corriendo a su lado. El público emitirá entonces su juicio sobre el toro aplaudiendo, quedándose en silencio o silbando según haya sido su comportamiento
Otro buen par de banderillas colocado por Antonio Ferrera en el segundo toro que lidió
La torería es un concepto de difícil explicación pero esencial en el ruedo, pero hasta correr delante del toro tras colocarle las banderillas hay que tener torería, una mezcla de valor, compostura, saber estar... Antonio Ferrera la tuvo para alejarse del peligro en este lance de la corrida
Otro momento muy torero de Ferrera tras otro par de banderillas: mirando al toro y soportando la mirada del toro, con torería y con valor, pero sin hacer una exhibición excesiva, lo que lo aficionados llaman "valor sereno"
Un espléndido ayudado por bajo de Diego Urdiales, que fue uno los mejores momentos de su faena
Un momento clave de una faena de muleta, cuando el diestro cambia el estoque falso con el que hace la mayor parte -para evitar accidentes- por el verdadero que le servirá para matar al toro
Los tendidos de sol, cuna de los más irreductibles aficionados, alborotadores y cansinos algunas tardes, pero probablemente sin ellos Las Ventas no sería lo mismo
Otro momento visualmente singular de una tarde de toros es cuando se repasa la cal de las líneas de los tercios. Una operación a cargo de operarios que parecen ellos mismos encalados
Las Ventas es uno de los pocos sitios en los que se puede fumar y beber, otra de las peculiaridades que hacen que disfrutar de los toros sea hoy en día algo distinto
Desde la altura del tendido -y no digamos desde la comodidad tras el televisor- puede parecer que el trabajo de toreros y subalternos es sencillo, pero seguro que aguantar esa mirada no debe de serlo
Tampoco la tarea de los picadores es sencilla y, aunque afortunadamente no son excesivamente habituales, no está exenta de momentos de peligro
El gran triunfador de nuestra tarde de toros fue Miguel Ángel Perera, que hizo una gran faena al sexto toro. Este espléndido natural es un buen ejemplo de ella
Hasta la luna se asomó por encima de los decorados tejadillos de Las Ventas para ver a Perera torear
Perera rematando otro de sus pases al final de la faena
Su estupenda estocada, que fulminó al toro, fue la clave gracias a la que Miguel Ángel Perera logró cortar las dos orejas y salir por la puerta grande. Además, era la segunda vez en esta feria de San Isidro
El alguacililllo es el encargado de cortar físicamente las orejas del toro y entregárselas al matador
Y después ya llega la locura de la salida a hombros, en un auténtico remolino de espectadores, aficionados, amigos y personajes varios
Todo el mundo quiere tocar al maestro o quitarle una pieza del traje, la salida a hombros por la Puerta Grande de Madrid es un sueño para cualquier torero pero cuando llega se convierte en una tortura física