En una de las biografías de Thatcher, escrita por un excolaborador suyo y también exnovio de su hija, se asegura que la Dama de Hierro solo promocionaba para los altos puestos el Gobierno a hombres guapos.
Cecil Parkinson era el más apuesto de todos los hombres de Thatcher. Aunque un lío de faldas le obligó a abandonar el gabinete de la primera ministra, acabó regresando después para ser Ministro de Energía.