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Los acantilados de Moher

Los acantilados de Moher son una de las más sorprendentes maravillas naturales de Irlanda, un lugar de los que quitan el aliento al viajero.

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Los visitantes pasan horas contemplando las gigantescas paredes de roca sentados cerca del peligroso borde

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En sus puntos más altos el acantilado supera los 200 metros de altura, la pared de roca tiene un total de ocho kilómetros de longitud

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Los acantilados de Moher son un auténtico espectáculo de la naturaleza capaces de sobrecoger al más insensible viajero

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La Torre de O'Brien lleva acompañando a los acantilados desde 1835 y nunca ha tenido otra función que ser un mirador para el turismo que ya entonces visitaba el lugar

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Hoy en día, además, es el lugar perfecto para románticas celebraciones de boda, algo que no debería estar en la mente de Cornelius O'Brien, el terrateniente y político local que la construyó

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Una lápida recuerda la memoria de "aquellos que perdieron la vida" en los acantilados, la mayor parte de ellos suicidas que eligieron el impactante lugar como marco para su final

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Precisamente para estos suicidas un cartel ofrece un número de teléfono para aquellos que puedan encontrar el consuelo necesario para evitar la tragedia

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La altura de los acantilados es tan impresionante que sin la presencia de personas es imposible tener una idea de sus verdaderas dimensiones

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Una de las cosas inquietantes de una visita a los acantilados de Moher es la sensación de peligro que nos transmite la gente acercándose al borde

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Siempre hay muchos visitantes en los principales miradores de los acantilados de Moher

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La plaga de los selfis también ha llegado a los acantilados de Moher, donde es casi un deporte de riesgo

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El centro de visitantes se ha hecho en el interior de la colina, sin ningún impacto en el paisaje

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Un cuidado espectáculo audiovisual habla a los visitantes de la naturaleza en torno a los acantilados

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El interior del centro de visitantes

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Los acantilados son todavía más impresionantes, quizá, vistos desde el mar

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La Torre de O'Brien vista desde el barco que lleva a los viajeros hasta las Islas de Aran

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La pequeña entrada a la Cueva de Doolin no presagia el espectáculo anterior

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La impresionante estalactita de la Cueva de Doolin

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Miles de años han sido necesarios para crear esta maravilla en el subsuelo

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Una imagen de la gran caverna interior de la cueva de Doolin, con la gran estalactita en su techo

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