precio como la espuma. Debo reconocer que para los que podemos prescindir del coche o ajustar su uso no nos sube, quiero decir, que, por ejemplo suelo poner 35 euros y de ahí no paso, me basta reducir su uso y ya está. Pero el que tiene un vehículo como instrumento de trabajo, en cualquier actividad, esto es un quebranto de muy difícil superación. Y esperemos que al cabrito iraní no le dé por cerrar el estrechito de Ormuz, punto por el que pasa el 40% del tráfico mundial de petróleo. Pero mientras siga jugando al golf a ver si hace hoyo vamos a tener que aguantar hasta ni se sabe.