Robin Hood no pone pasta de su bolsillo+++
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Robin Hood no pone pasta de su bolsillo+++
Enviado por pancho el día 24 de Abril de 2012 a las 13:24
Eso no mola. Sólo mola dar con lo no producido, con lo robado a los demás. Cuando se
corta el robo, Robin se pone triste y protesta por los desfavorecidos.
“Tal es el horror que Robin Hood inmortalizó como ideal de justicia. Se dice que
combatió contra gobernantes avarientos, devolviendo el producto de su botín a los
robados, pero ése no es el significado de la leyenda que sobrevivió. Se lo recuerda no
como el campeón de la propiedad, sino como campeón de la necesidad , no como
defensor de los robados, sino como el amparo para los pobres. Se cree que fue el
primer hombre que asumió un halo de virtud, practicando la caridad con la riqueza de la
que no era dueño, regalando bienes que él no había producido y haciendo pagar a otros
el lujo de su piedad."
“Es el símbolo de la idea de que la necesidad, y no el logro, es la fuente de todo
derecho; de que no tenemos que producir, sino sólo necesitar; de que no es lo ganado
lo que nos pertenece , sino aquello que no hemos ganado. Se convirtió en justificación
de seres mediocres que incapaces de ganarse el sustento, exigen el poder para
disponer de la propiedad de los mejores, proclamando su voluntad de dedicar la vida a
los que están por debajo de ellos, al precio de robar a quienes están por encima. Es
esta criatura, la mas corrupta de todas, el doble parásito que vive de las llagas del
pobre y de la sangre del rico que a la que se ha llegado a considerar paradigma de
moral. Y eso nos ha llevado a un mundo donde, cuanto más produce alguien, más se
aproxima a la pérdida de todos sus derechos, hasta que, si su capacidad alcanza una
altura apreciable, se convierte en un ser sin derechos, entregado como presa de
cualquier denunciante; mientras que para quedar situado por encima de la justicia, de
los principios y la moral, en un lugar donde todo es permitidos, incluso robar y asesinar,
todo lo que hace falta es tener necesidad"
corta el robo, Robin se pone triste y protesta por los desfavorecidos.
“Tal es el horror que Robin Hood inmortalizó como ideal de justicia. Se dice que
combatió contra gobernantes avarientos, devolviendo el producto de su botín a los
robados, pero ése no es el significado de la leyenda que sobrevivió. Se lo recuerda no
como el campeón de la propiedad, sino como campeón de la necesidad , no como
defensor de los robados, sino como el amparo para los pobres. Se cree que fue el
primer hombre que asumió un halo de virtud, practicando la caridad con la riqueza de la
que no era dueño, regalando bienes que él no había producido y haciendo pagar a otros
el lujo de su piedad."
“Es el símbolo de la idea de que la necesidad, y no el logro, es la fuente de todo
derecho; de que no tenemos que producir, sino sólo necesitar; de que no es lo ganado
lo que nos pertenece , sino aquello que no hemos ganado. Se convirtió en justificación
de seres mediocres que incapaces de ganarse el sustento, exigen el poder para
disponer de la propiedad de los mejores, proclamando su voluntad de dedicar la vida a
los que están por debajo de ellos, al precio de robar a quienes están por encima. Es
esta criatura, la mas corrupta de todas, el doble parásito que vive de las llagas del
pobre y de la sangre del rico que a la que se ha llegado a considerar paradigma de
moral. Y eso nos ha llevado a un mundo donde, cuanto más produce alguien, más se
aproxima a la pérdida de todos sus derechos, hasta que, si su capacidad alcanza una
altura apreciable, se convierte en un ser sin derechos, entregado como presa de
cualquier denunciante; mientras que para quedar situado por encima de la justicia, de
los principios y la moral, en un lugar donde todo es permitidos, incluso robar y asesinar,
todo lo que hace falta es tener necesidad"
Y el complejo de Robin Jood(er) se extiende por todo occidente.
Enviado por Papulus el día 24 de Abril de 2012 a las 13:50
¡¡Otro mito que se cae!!
Enviado por Soyfierr el día 24 de Abril de 2012 a las 16:17
¿Y si usted tuviera que elegir entre Robin Hood o el sherrif de Nottingham,por cual votaría?
No sé si lo sabe, pero quizá esté confundido+++
Enviado por pancho el día 24 de Abril de 2012 a las 18:58
Ni Robin Hood ni el Sheriff se presentan a elección
alguna.
Ambos utilizan la fuerza para robar lo que ninguno ha
ganado con su esfuerzo.
Comprenderá perfectamente que como no se
presentan a ninguna elección libre, no se les puede
votar y por tanto su pregunta no ha lugar.
alguna.
Ambos utilizan la fuerza para robar lo que ninguno ha
ganado con su esfuerzo.
Comprenderá perfectamente que como no se
presentan a ninguna elección libre, no se les puede
votar y por tanto su pregunta no ha lugar.
A lo que se ve ,si está usté confundido.
Enviado por Soyfierr el día 24 de Abril de 2012 a las 19:33
porqque yo no quería que los eleigiera sino que dijese si alguno es mejor que el otro. Porque como ahora todo se hace asi. La derecha es buena porque la izquierda es mala, no porque demuestre nada bueno y ademas no tiene que demostrar nada.
Cierto, sr. Pancho, ninguno de los dos eran elegidos ++
Enviado por quejio el día 24 de Abril de 2012 a las 20:05
Pero ni siquiera la posibilidad de elegir es capaz de garantizar la solución, al menos en nuestro caso, en que la democracia solo nos ha dado la posibilidad de intercambiar los papeles del Sheriff y Robin Hood.
Algo así como el Dr Jekyll y Mr Hyde en función de la luz del poder o la noche de la oposición.
En España el fenómeno está acaeciendo en estos días.
Saludos
Algo así como el Dr Jekyll y Mr Hyde en función de la luz del poder o la noche de la oposición.
En España el fenómeno está acaeciendo en estos días.
Saludos
Pues verá pancho, no sé si tendrá que ver, pero el otro día
Enviado por vladimir el día 24 de Abril de 2012 a las 16:58
me crucé con una investigación antropológica que venia a señalar los orígenes del dinero en la necesidad de medir la deuda, y no el valor de las cosas.
Robin robaba al recaudador, ¿se acuerda?
Robin robaba al recaudador, ¿se acuerda?
hoy no toca despotricar contra los extorsionadores,vladimiro. slds
Enviado por Soyfierr el día 24 de Abril de 2012 a las 17:07
Me acuerdo, pero debe leer el texto atentamente+++
Enviado por pancho el día 24 de Abril de 2012 a las 18:54
Ese es el origen de la leyenda. Que luego
convirtieron en que robaba "a los ricos", no al
recaudador.
A la izquierda exquisita le parece de perlas que el
recaudador robe y expropie (cuanto más mejor), y
le parecería fatal que se robara al recaudador, más
aún se escandaliza si el recaudador hace una
amnistía.
Resumiendo:
Está mal robar al recaudador
Está bien robar al "rico" (el que se lo ha ganado).
Y en cuando al dinero, Sr Vladimir, por mucha
investigación antropológica con las que se cruce, en
orígen, es un bien más, con una particularidad: que
es fácilmente intercambiable. Luego, los Estados
(que tanto molan) lo convirtieron en papel sin valor
real alguno, lo que nos ha traído a donde estamos.
Un saludo
convirtieron en que robaba "a los ricos", no al
recaudador.
A la izquierda exquisita le parece de perlas que el
recaudador robe y expropie (cuanto más mejor), y
le parecería fatal que se robara al recaudador, más
aún se escandaliza si el recaudador hace una
amnistía.
Resumiendo:
Está mal robar al recaudador
Está bien robar al "rico" (el que se lo ha ganado).
Y en cuando al dinero, Sr Vladimir, por mucha
investigación antropológica con las que se cruce, en
orígen, es un bien más, con una particularidad: que
es fácilmente intercambiable. Luego, los Estados
(que tanto molan) lo convirtieron en papel sin valor
real alguno, lo que nos ha traído a donde estamos.
Un saludo
Sobre el dinero...+++
Enviado por pancho el día 24 de Abril de 2012 a las 19:15
Es un poco largo , pero creo que merece la pena:
¿Así que piensa que el dinero es el origen de todos
los males? –inquirió Francisco d’Anconia-. ¿Se ha
preguntado alguna vez cuál es el origen del dinero?
El dinero es sólo un instrumento de intercambio que
no puede existir a menos que existan bienes y
personas capaces de producirlos. Es la forma
material del principio según el cual quienes deseen
tratar con otros deben hacerlo mediante
transacciones, entregando valor por valor. No es un
instrumento de los pordioseros, que exigen llorando
el producto del trabajo ajeno, ni de saqueadores
que lo arrebatan por la fuerza; el dinero se hace
sólo posible gracias a quienes producen. ¿Es eso lo
que considera malvado?
“Cuando se acepta el dinero en pago del esfuerzo
propio –continuó Francisco- se hace con la condición
de que luego uno lo podrá cambiar por el producto
del esfuerzo ajeno. No son los pordioseros ni los
saqueadores los que dan valor al dinero. Y ni un
océano de lágrimas, ni todos los cañones de la
Tierra, podrán transformar los pedazos de papel
que lleva en su billetera, en el pan que necesitará
mañana para sobrevivir. Esos papeles, que en
realidad debería ser oro, son un pacto de honor; su
tenencia da derecho a la energía de la gente que
produce. Su billetera es la declaración de su
convicción de que, en algún lugar del mundo, hay
personas que no quebrantarán ese principio moral
que es la raíz del dinero. ¿Eso es lo que considera
malavado?
“¿Alguna vez se ha preocupado por investigar las
raíces de la producción? Observe un generador
eléctrico y atrévase a pensar que ha sido creado
por la fuerza bruta de seres carentes de
inteligencia; intente cultivar una semilla de trigo sin
los conocimientos transmitidos por quienes lo
hicieron anteriormente; o trate de obtener alimento
tan sólo con movimientos físicos, y se dará cuenta
de que la mente humana es la raíz de todos los
bienes producidos y de toda riqueza que alguna vez
haya existido sobre la Tierra.
“Sin embargo –continuó- usted asegura que el
dinero lo consiguen los fuertes a expensas de los
débiles. ¿Pero a qué fuerza se refiere? No es la
fuerza de las armas ni de los músculos, ya que la
riqueza es el producto de la capacidad del hombre
para pensar. Entonces, ¿el dinero lo obtiene quien
inventa un motor a expensas de quienes no lo
inventaron? ¿Lo obtiene el inteligente a expensas
del idiota? ¿El capaz a expensas del incompetente?
¿El ambicioso a expensas del holgazán? El dinero
debe hacerse, antes de que pueda ser saqueado, y
es hecho a través del esfuerzo de las personas
honradas, en la medida de la capacidad de cada
una; y el honrado es aquel que comprende que no
puede consumir más de los que ha producido.
“Comerciar utilizando dinero es el código de los
hombres de buenas intenciones, porque el dinero se
basa en el axioma de que cada uno es dueño de su
mente y de su esfuerzo. El dinero no otorga ningún
poder para prescribir el valor de un esfuerzo, más
allá de la elección voluntaria de quien desea ofrecer
el suyo a cambio.
“El dinero le permite obtener por sus bienes y su
trabajo lo que vale para los que lo compran, pero
más que eso. El dinero sólo permite tratos que se
hacen en beneficio mutuo, según el libre juicio de
ambas partes.
“El dinero exige el reconocimiento de que se debe
trabajar en beneficio, y no en perjuicio, propio;
para ganar, y no para perder. El dinero reconoce
que el hombre no es una bestia de carga nacida
para transportar el fardo de su propia miseria, que
debe ofrecer valores y no agravios, que el lazo
común entre los seres no es un intercambio de
sufrimientos, sino de bienes. El dinero exige
vender, pero no debilidad a cambio de estupidez,
sino talento a cambio de razón; exige comprar, no
lo peor, sino lo mejor que se pueda conseguir. Y
cuando las personas viven basadas en el
intercambio, poniendo como árbitro decisivo a la
razón en lugar de la fuerza, lo que triunfa es el
mejor producto, el trabajo más perfecto, el hombre
de mejor juicio y de mayor idoneidad. El grado de
productividad de cada uno es también el de su
recompensa. Éste es el código de existencia, cuya
herramienta y símbolo es el dinero. ¿Eso es lo que
considera malvado?
“El dinero es sólo un instrumento que lo llevará a
donde quiera, pero no lo reemplazará como
conductor; le dará los medios para la satisfacción
de sus deseos, pero no le proveerá dichos deseos.
“EL dinero es el azote de quienes intentar revertir la
ley de la causalidad; de quienes buscan reemplazar
la mente apoderándose de los productos de la
mente.
“El dinero no comprará la felicidad para quien nos
sepa qué desea; no le dará un código de valores a
quien haya rehusado optarlo, no proporcionará un
propósito a quien haya eludido la elección.
“El dinero no brindará inteligencia al estúpido, ni
coraje al cobarde, ni respeto al incompetente.
Quien intenta comprar el cerebro de sus superiores,
reemplazando con dinero su mayor capacidad de
juicio, termina convirtiéndose víctima de sus
inferiores. Los hombres inteligentes lo
abandonarán, pero los embaucadores y los
farsantes irán en manadas hacia él, atraídos por
una ley que él desconoce: la de que nadie puede
ser menos que su dinero. ¿Es éste el motivo por el
que lo considera malvado?
“Sólo quien no la necesita está capacitado para
heredar riqueza, o sea aquel que de todos modos
haría su propia fortuna sin que importe su punto de
partida. Si un heredero está a la altura de s dinero,
el dinero le sirve; de lo contrario, lo destruye. Pero
cuando usted y quienes comparten sus ideas
observan a alguien así, dicen que el dinero lo ha
corrompido. ¿Es verdad? ¿O ha sido él quien ha
corrompido al dinero? No envidie a un heredero
inútil, pues su riqueza no es suya. No le habría ido
mejor en caso de obtenerla. No tiene sentido
considerar que esa riqueza debería haberse
distribuido entre usted y los otros, pues cargar al
mundo con cincuenta parásitos en vez de uno no
reviviría la virtud muerta de esa fortuna. El dinero
es un poder viviente que si es despojado de su raíz,
muere; por eso no le servirá a una mente que no
esté a su altura. ¿Ese es el motivo por el que lo
considera malvado?
“El dinero es su medio de supervivencia. El
veredicto que pronuncia sobre su fuente de
supervivencia es el mismo que pronuncia sobre su
vida. Si la fuente es corrupta, está condenando su
propia existencia. ¿Ha conseguido el dinero por
medio del fraude? ¿Siendo alcahuete de los vicios
de la estupidez humana? ¿Sirviendo a los imbéciles
con la esperanza de conseguir más de lo que su
capacidad merece? ¿Degradando sus ideales?
¿Realizando una tarea que desprecia para
vendérsela a quienes aborrece? En tal caso, su
dinero no le proporcionará ni un momento de
auténtica felicidad, pues todo lo que compre no será
un elogio hacia su persona, sino un reproche; no un
triunfo, sino un constante recordatorio de la
vergüenza. Entonces gritará que el dinero es malo.
¿Malo porque no sustituye al respeto que se debe a
sí mismo? ¿Malo porque no le deja disfrutar de su
corrupción? ¿Es esa la causa de su odio hacia el
dinero?
“El dinero siempre será un efecto del que las
personas somos su causa. Es producto de la virtud,
pero no lo hará virtuoso ni lo redimirá de sus vicios.
El dinero no le dará lo que no se merezca, ni
material ni espiritualmente. ¿Es esa la razón por la
que lo aborrece?.
“¿O acaso sostiene que el amor al dinero es el
origen de todos los males? Amar una cosa es
conocerla y respetar su naturaleza; por lo tanto,
amar el dinero es conocer y respetar el hecho de
que representa lo mejor de cada uno, que es la
llave maestra para intercambiar su esfuerzo por el
mejor esfuerzo de los demás. La persona que
vendería su alma por unos centavos es la que
proclama a gritos su odio hacia el dinero; y hay que
reconocer que tiene motivos para odiarlo. Pero los
amantes del dinero están dispuestos a trabajar por
él, saben que están en condiciones de merecerlo.
“Permita que le dé un consejo clave sobre el
carácter de los seres humanos: quien maldice el
dinero, lo ha obtenido de manera deshonrosa, pero
quien lo respeta, se lo ha ganado honestamente.
“Huya de quien le diga que el dinero es malvado,
pues esa frase es la señal que anuncia la presencia
de un saqueador. En tanto los hombres vivamos en
sociedad y necesitemos medios para tratar unos
con otros, el único sustituto, en caso de abandonar
el dinero, serían las armas.
“El dinero exige la más elevada de las virtudes para
conseguirlo o conservarlo. Quienes carecen de
valentía, de orgullo o de autoestima, los que tienen
sentido moral de su derecho al dinero y no están
dispuestos a defenderlo como si se tratara de su
propia vida, esos que parecen pedir perdón por ser
ricos, no lo serán por mucho tiempo, pues son un
cebo natural para las bandas de saqueadores, que
desde hace siglos se agazapan bajo las rocas y
salen en cuanto huelen a alguien que ruega ser
perdonado por ser rico, y se apresuran a aliviarlo
de su culpa, de su dinero y de su vida tal como lo
merece.
“Entonces verá aparecer a hombres de doble
moral: los que se basan en la fuerza, y sin
embargo, dependen de quienes viven del comercio
para darle valor a su dinero robado. Son los que
quieren ser virtuosos gratuitamente, aquellos que
en una sociedad moral son los criminales de
quienes la ley debería proteger a los demás. Pero
cuando una sociedad establece la existencia de
criminales por derecho y saqueadores legales, es
decir de personas que utilizan la fuerza para
apoderarse de la riqueza de víctimas desarmadas,
entonces el dinero se convierte en vengador de su
creador.
“Esos ladrones se sienten seguros al robar a
indefensos, luego de haber sancionado una ley para
desarmarlos, pero su botín se convierte en un imán
para otros saqueadores que también se lo
arrebatarán de la misma forma como ellos lo
hicieron. Entonces el éxito irá, no al más
competente en la producción, sino al capaz de la
más despiadada brutalidad y crueldad. Cuando la
fuerza se convierte en norma, el asesino vence al
carterista, y la sociedad desaparece entre ruinas y
cadáveres.
“¿Quiere saber si ese día se acerca? Observe al
dinero, pues es el barómetro de las virtudes de una
sociedad. Cuando vea que el comercio se hace, no
por consentimiento de las partes, sino por coerción;
cuando advierta que para producir, necesita
obtener autorización de quienes no producen nada;
cuando compruebe que el dinero fluye hacia
quienes trafican no bienes, sino favores; cuando
perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y
por influencias más que por el trabajo, y que las
leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el
contrario, son ellos los que están protegidos contra
usted; cuando repare en que la corrupción es
recompensada y la honradez se convierte en
autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a
equivocarse, que su sociedad está condenada.
“El dinero es un medio tan noble que no compite
con las armas, ni pacta con la brutalidad. Nunca
permitirá sobrevivir a un país basado parcialmente
en la propiedad y parcialmente en el robo. Siempre
que aparecen elementos destructores entre los
humanos, comienzan destruyendo al dinero, porque
éste es la protección del hombre y la base de su
existencia moral. Los destructores se apoderan del
oro, y entregan a cambio un montón de papel
impreso. De esta forma, destruyen todas las
normas objetivas de valor y dejan al hombre en las
garras de un juez arbitrario. EL oro era un valor
objetivo, un equivalente a riqueza producida. El
papel es una hipoteca sobre riqueza que no existe,
respaldada por un arma apuntada al pecho de
quienes se espera han de producirla.
“El papel es un cheque librado por saqueadores
legales sobre una cuenta ajena: sobre “la virtud de
de las víctimas”. Espere al día en que ese papel sea
rechazado con la leyenda “sin fondos”.
Cuando se haya convertido a la maldad en medio
de supervivencia, no espere que los hombres sigan
siendo buenos, no espere que conserven la moral y
pierdan la vida convertidos en forraje de los
inmorales, no espere que produzcan cuando la
producción sea castigada y el robo recompensando.
Entonces, no deberá preguntar “¿Quién está
destruyendo al mundo?” porque será usted mismo
el que lo estará haciendo.
Se encuentra entre los mayores logros de la
civilización más productiva y se pregunta por qué
todo se derrumba, mientras maldice la fuente que
le da la vida: el dinero. Ve al dinero como lo han
hecho sus antepasados salvajes, y se pregunta por
qué la selva vuelve a acercarse a los bordes de las
ciudades. En la historia de la humanidad, el dinero
ha sido siempre botín de los saqueadores, de un
tipo o de otro, cuyos nombres fueron cambiando,
pero cuyos métodos fueron siempre los mismos:
apoderarse del dinero por la fuerza y mantener
cautivos a los productores, degradándolos,
difamándolos y despojándolos de su honor. Esa
frase acerca de la maldad del dinero, que expresa
con meticulosa imprudencia, viene de la época en
que la riqueza era producida por el trabajo de los
esclavos, esclavos que repetían los movimientos
inventados con anterioridad por la mente de alguien
y que siguieron ejecutándose sin mejora alguna
durante siglos. Mientras la producción fue
gobernada por la fuerza de la riqueza se consiguió
por usurpación, había poco para conquistar. Sin
embargo, a lo largo de los siglos de miseria y
hambre, las personas exaltaron a los saqueadores
como aristócratas de la espada, como aristócratas
desde la cuna, y más tarde, como aristócratas de la
burocracia, despreciando a los productores, como
esclavos, comerciantes, vendedores o industriales.
“Para la gloria de la humanidad, existió por primera
y única vez en la historia, un país del dinero y no
me es posible dar un mayor atributo a los Estados
Unidos de América porque eso significa un país
donde reinan la razón, la justicia, la libertad, la
producción y el progreso. Por primera vez, la mente
y el dinero de los hombres quedaron libres, dejó de
existir la fortuna como botín de conquista y, en
lugar de guerreros y esclavos, surgió el verdadero
productor de riqueza, el gran trabajador convertido
en el tipo más elevados del ser humano: el
autosuficiente, el industrial estadounidense.
“Si me pide que dé algún nombre a la distinción de
la cual los estadounidenses pueden estar más
orgullosos, yo elegiría, porque contiene todas las
demás, la de haber sido el pueblo que acuñó la
expresión “hacer dinero”. Ninguna otra lengua o
nación había utilizado semejante fórmula, porque
los hombre siempre consideraron a la riqueza como
una cantidad estática que sólo podía ser
arrebatada, mendigada, heredada, distribuida,
saqueada u obtenida como favor. Los
estadounidenses fueron los primeros en
comprender que la riqueza debía ser creada. La
frase “hacer dinero” contiene la esencia de la
moralidad humana.
“Sin embargo, debido a esas palabras, los
estadounidenses fueron denunciados por las
culturas podridas de los continentes ladrones.
Ahora, el credo de los saqueadores los ha llevado a
pensar que los más dignos industriales son motivo
de vergüenza, que su prosperidad es motivo de
culpa, que los industriales más eminentes son unos
canallas, que sus magníficas fábricas producto de
su trabajo honrado son el fruto del trabajo de
esclavos movidos por el látigo, como los que
construyeron las pirámides de Egipto. El depravado
que se lamenta de no ver la diferencia entre el
poder del dólar y el poder del látigo, debería
aprender la diferencia en su propia piel… como creo
que ocurrirá a la larga.
“Hasta que descubra que el dinero es la raíz de todo
lo bueno, seguirá encaminándose hacia su propia
destrucción. Cuando el dinero deje de ser la
herramienta mediante la cual los hombres se
relacionan entre sí, los hombres mismos se
convertirán en herramientas de otros hombres.
Sangre, látigos, armas; o dólares. Debe elegir… No
hay otra opción, y el tiempo se está acabando.”
Mientras hablaba, francisco no había mirado a
Rearden ni una sola vez, pero en cuanto terminó,
sus ojos se posaron en él. Rearden se quedó
inmóvil, sin ver más que a Francisco d’Anconia
entre las personas cuyas voces se alzaban airadas
en medio de ambos.
Algunos de los que había escuchado se apresuraron
a alejarse y otros exclamaban: “¡Qué cosa tan
horrible!”. “¡Nada de eso es cierto!” “¡Cuánto vicioso
egoísmo!”. Lo decían en voz alta, unos a otros,
como deseosos de que todos los oyeran, pero
confiando en que tales palabras pasaran
inadvertidas para Francisco.
¿Así que piensa que el dinero es el origen de todos
los males? –inquirió Francisco d’Anconia-. ¿Se ha
preguntado alguna vez cuál es el origen del dinero?
El dinero es sólo un instrumento de intercambio que
no puede existir a menos que existan bienes y
personas capaces de producirlos. Es la forma
material del principio según el cual quienes deseen
tratar con otros deben hacerlo mediante
transacciones, entregando valor por valor. No es un
instrumento de los pordioseros, que exigen llorando
el producto del trabajo ajeno, ni de saqueadores
que lo arrebatan por la fuerza; el dinero se hace
sólo posible gracias a quienes producen. ¿Es eso lo
que considera malvado?
“Cuando se acepta el dinero en pago del esfuerzo
propio –continuó Francisco- se hace con la condición
de que luego uno lo podrá cambiar por el producto
del esfuerzo ajeno. No son los pordioseros ni los
saqueadores los que dan valor al dinero. Y ni un
océano de lágrimas, ni todos los cañones de la
Tierra, podrán transformar los pedazos de papel
que lleva en su billetera, en el pan que necesitará
mañana para sobrevivir. Esos papeles, que en
realidad debería ser oro, son un pacto de honor; su
tenencia da derecho a la energía de la gente que
produce. Su billetera es la declaración de su
convicción de que, en algún lugar del mundo, hay
personas que no quebrantarán ese principio moral
que es la raíz del dinero. ¿Eso es lo que considera
malavado?
“¿Alguna vez se ha preocupado por investigar las
raíces de la producción? Observe un generador
eléctrico y atrévase a pensar que ha sido creado
por la fuerza bruta de seres carentes de
inteligencia; intente cultivar una semilla de trigo sin
los conocimientos transmitidos por quienes lo
hicieron anteriormente; o trate de obtener alimento
tan sólo con movimientos físicos, y se dará cuenta
de que la mente humana es la raíz de todos los
bienes producidos y de toda riqueza que alguna vez
haya existido sobre la Tierra.
“Sin embargo –continuó- usted asegura que el
dinero lo consiguen los fuertes a expensas de los
débiles. ¿Pero a qué fuerza se refiere? No es la
fuerza de las armas ni de los músculos, ya que la
riqueza es el producto de la capacidad del hombre
para pensar. Entonces, ¿el dinero lo obtiene quien
inventa un motor a expensas de quienes no lo
inventaron? ¿Lo obtiene el inteligente a expensas
del idiota? ¿El capaz a expensas del incompetente?
¿El ambicioso a expensas del holgazán? El dinero
debe hacerse, antes de que pueda ser saqueado, y
es hecho a través del esfuerzo de las personas
honradas, en la medida de la capacidad de cada
una; y el honrado es aquel que comprende que no
puede consumir más de los que ha producido.
“Comerciar utilizando dinero es el código de los
hombres de buenas intenciones, porque el dinero se
basa en el axioma de que cada uno es dueño de su
mente y de su esfuerzo. El dinero no otorga ningún
poder para prescribir el valor de un esfuerzo, más
allá de la elección voluntaria de quien desea ofrecer
el suyo a cambio.
“El dinero le permite obtener por sus bienes y su
trabajo lo que vale para los que lo compran, pero
más que eso. El dinero sólo permite tratos que se
hacen en beneficio mutuo, según el libre juicio de
ambas partes.
“El dinero exige el reconocimiento de que se debe
trabajar en beneficio, y no en perjuicio, propio;
para ganar, y no para perder. El dinero reconoce
que el hombre no es una bestia de carga nacida
para transportar el fardo de su propia miseria, que
debe ofrecer valores y no agravios, que el lazo
común entre los seres no es un intercambio de
sufrimientos, sino de bienes. El dinero exige
vender, pero no debilidad a cambio de estupidez,
sino talento a cambio de razón; exige comprar, no
lo peor, sino lo mejor que se pueda conseguir. Y
cuando las personas viven basadas en el
intercambio, poniendo como árbitro decisivo a la
razón en lugar de la fuerza, lo que triunfa es el
mejor producto, el trabajo más perfecto, el hombre
de mejor juicio y de mayor idoneidad. El grado de
productividad de cada uno es también el de su
recompensa. Éste es el código de existencia, cuya
herramienta y símbolo es el dinero. ¿Eso es lo que
considera malvado?
“El dinero es sólo un instrumento que lo llevará a
donde quiera, pero no lo reemplazará como
conductor; le dará los medios para la satisfacción
de sus deseos, pero no le proveerá dichos deseos.
“EL dinero es el azote de quienes intentar revertir la
ley de la causalidad; de quienes buscan reemplazar
la mente apoderándose de los productos de la
mente.
“El dinero no comprará la felicidad para quien nos
sepa qué desea; no le dará un código de valores a
quien haya rehusado optarlo, no proporcionará un
propósito a quien haya eludido la elección.
“El dinero no brindará inteligencia al estúpido, ni
coraje al cobarde, ni respeto al incompetente.
Quien intenta comprar el cerebro de sus superiores,
reemplazando con dinero su mayor capacidad de
juicio, termina convirtiéndose víctima de sus
inferiores. Los hombres inteligentes lo
abandonarán, pero los embaucadores y los
farsantes irán en manadas hacia él, atraídos por
una ley que él desconoce: la de que nadie puede
ser menos que su dinero. ¿Es éste el motivo por el
que lo considera malvado?
“Sólo quien no la necesita está capacitado para
heredar riqueza, o sea aquel que de todos modos
haría su propia fortuna sin que importe su punto de
partida. Si un heredero está a la altura de s dinero,
el dinero le sirve; de lo contrario, lo destruye. Pero
cuando usted y quienes comparten sus ideas
observan a alguien así, dicen que el dinero lo ha
corrompido. ¿Es verdad? ¿O ha sido él quien ha
corrompido al dinero? No envidie a un heredero
inútil, pues su riqueza no es suya. No le habría ido
mejor en caso de obtenerla. No tiene sentido
considerar que esa riqueza debería haberse
distribuido entre usted y los otros, pues cargar al
mundo con cincuenta parásitos en vez de uno no
reviviría la virtud muerta de esa fortuna. El dinero
es un poder viviente que si es despojado de su raíz,
muere; por eso no le servirá a una mente que no
esté a su altura. ¿Ese es el motivo por el que lo
considera malvado?
“El dinero es su medio de supervivencia. El
veredicto que pronuncia sobre su fuente de
supervivencia es el mismo que pronuncia sobre su
vida. Si la fuente es corrupta, está condenando su
propia existencia. ¿Ha conseguido el dinero por
medio del fraude? ¿Siendo alcahuete de los vicios
de la estupidez humana? ¿Sirviendo a los imbéciles
con la esperanza de conseguir más de lo que su
capacidad merece? ¿Degradando sus ideales?
¿Realizando una tarea que desprecia para
vendérsela a quienes aborrece? En tal caso, su
dinero no le proporcionará ni un momento de
auténtica felicidad, pues todo lo que compre no será
un elogio hacia su persona, sino un reproche; no un
triunfo, sino un constante recordatorio de la
vergüenza. Entonces gritará que el dinero es malo.
¿Malo porque no sustituye al respeto que se debe a
sí mismo? ¿Malo porque no le deja disfrutar de su
corrupción? ¿Es esa la causa de su odio hacia el
dinero?
“El dinero siempre será un efecto del que las
personas somos su causa. Es producto de la virtud,
pero no lo hará virtuoso ni lo redimirá de sus vicios.
El dinero no le dará lo que no se merezca, ni
material ni espiritualmente. ¿Es esa la razón por la
que lo aborrece?.
“¿O acaso sostiene que el amor al dinero es el
origen de todos los males? Amar una cosa es
conocerla y respetar su naturaleza; por lo tanto,
amar el dinero es conocer y respetar el hecho de
que representa lo mejor de cada uno, que es la
llave maestra para intercambiar su esfuerzo por el
mejor esfuerzo de los demás. La persona que
vendería su alma por unos centavos es la que
proclama a gritos su odio hacia el dinero; y hay que
reconocer que tiene motivos para odiarlo. Pero los
amantes del dinero están dispuestos a trabajar por
él, saben que están en condiciones de merecerlo.
“Permita que le dé un consejo clave sobre el
carácter de los seres humanos: quien maldice el
dinero, lo ha obtenido de manera deshonrosa, pero
quien lo respeta, se lo ha ganado honestamente.
“Huya de quien le diga que el dinero es malvado,
pues esa frase es la señal que anuncia la presencia
de un saqueador. En tanto los hombres vivamos en
sociedad y necesitemos medios para tratar unos
con otros, el único sustituto, en caso de abandonar
el dinero, serían las armas.
“El dinero exige la más elevada de las virtudes para
conseguirlo o conservarlo. Quienes carecen de
valentía, de orgullo o de autoestima, los que tienen
sentido moral de su derecho al dinero y no están
dispuestos a defenderlo como si se tratara de su
propia vida, esos que parecen pedir perdón por ser
ricos, no lo serán por mucho tiempo, pues son un
cebo natural para las bandas de saqueadores, que
desde hace siglos se agazapan bajo las rocas y
salen en cuanto huelen a alguien que ruega ser
perdonado por ser rico, y se apresuran a aliviarlo
de su culpa, de su dinero y de su vida tal como lo
merece.
“Entonces verá aparecer a hombres de doble
moral: los que se basan en la fuerza, y sin
embargo, dependen de quienes viven del comercio
para darle valor a su dinero robado. Son los que
quieren ser virtuosos gratuitamente, aquellos que
en una sociedad moral son los criminales de
quienes la ley debería proteger a los demás. Pero
cuando una sociedad establece la existencia de
criminales por derecho y saqueadores legales, es
decir de personas que utilizan la fuerza para
apoderarse de la riqueza de víctimas desarmadas,
entonces el dinero se convierte en vengador de su
creador.
“Esos ladrones se sienten seguros al robar a
indefensos, luego de haber sancionado una ley para
desarmarlos, pero su botín se convierte en un imán
para otros saqueadores que también se lo
arrebatarán de la misma forma como ellos lo
hicieron. Entonces el éxito irá, no al más
competente en la producción, sino al capaz de la
más despiadada brutalidad y crueldad. Cuando la
fuerza se convierte en norma, el asesino vence al
carterista, y la sociedad desaparece entre ruinas y
cadáveres.
“¿Quiere saber si ese día se acerca? Observe al
dinero, pues es el barómetro de las virtudes de una
sociedad. Cuando vea que el comercio se hace, no
por consentimiento de las partes, sino por coerción;
cuando advierta que para producir, necesita
obtener autorización de quienes no producen nada;
cuando compruebe que el dinero fluye hacia
quienes trafican no bienes, sino favores; cuando
perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y
por influencias más que por el trabajo, y que las
leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el
contrario, son ellos los que están protegidos contra
usted; cuando repare en que la corrupción es
recompensada y la honradez se convierte en
autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a
equivocarse, que su sociedad está condenada.
“El dinero es un medio tan noble que no compite
con las armas, ni pacta con la brutalidad. Nunca
permitirá sobrevivir a un país basado parcialmente
en la propiedad y parcialmente en el robo. Siempre
que aparecen elementos destructores entre los
humanos, comienzan destruyendo al dinero, porque
éste es la protección del hombre y la base de su
existencia moral. Los destructores se apoderan del
oro, y entregan a cambio un montón de papel
impreso. De esta forma, destruyen todas las
normas objetivas de valor y dejan al hombre en las
garras de un juez arbitrario. EL oro era un valor
objetivo, un equivalente a riqueza producida. El
papel es una hipoteca sobre riqueza que no existe,
respaldada por un arma apuntada al pecho de
quienes se espera han de producirla.
“El papel es un cheque librado por saqueadores
legales sobre una cuenta ajena: sobre “la virtud de
de las víctimas”. Espere al día en que ese papel sea
rechazado con la leyenda “sin fondos”.
Cuando se haya convertido a la maldad en medio
de supervivencia, no espere que los hombres sigan
siendo buenos, no espere que conserven la moral y
pierdan la vida convertidos en forraje de los
inmorales, no espere que produzcan cuando la
producción sea castigada y el robo recompensando.
Entonces, no deberá preguntar “¿Quién está
destruyendo al mundo?” porque será usted mismo
el que lo estará haciendo.
Se encuentra entre los mayores logros de la
civilización más productiva y se pregunta por qué
todo se derrumba, mientras maldice la fuente que
le da la vida: el dinero. Ve al dinero como lo han
hecho sus antepasados salvajes, y se pregunta por
qué la selva vuelve a acercarse a los bordes de las
ciudades. En la historia de la humanidad, el dinero
ha sido siempre botín de los saqueadores, de un
tipo o de otro, cuyos nombres fueron cambiando,
pero cuyos métodos fueron siempre los mismos:
apoderarse del dinero por la fuerza y mantener
cautivos a los productores, degradándolos,
difamándolos y despojándolos de su honor. Esa
frase acerca de la maldad del dinero, que expresa
con meticulosa imprudencia, viene de la época en
que la riqueza era producida por el trabajo de los
esclavos, esclavos que repetían los movimientos
inventados con anterioridad por la mente de alguien
y que siguieron ejecutándose sin mejora alguna
durante siglos. Mientras la producción fue
gobernada por la fuerza de la riqueza se consiguió
por usurpación, había poco para conquistar. Sin
embargo, a lo largo de los siglos de miseria y
hambre, las personas exaltaron a los saqueadores
como aristócratas de la espada, como aristócratas
desde la cuna, y más tarde, como aristócratas de la
burocracia, despreciando a los productores, como
esclavos, comerciantes, vendedores o industriales.
“Para la gloria de la humanidad, existió por primera
y única vez en la historia, un país del dinero y no
me es posible dar un mayor atributo a los Estados
Unidos de América porque eso significa un país
donde reinan la razón, la justicia, la libertad, la
producción y el progreso. Por primera vez, la mente
y el dinero de los hombres quedaron libres, dejó de
existir la fortuna como botín de conquista y, en
lugar de guerreros y esclavos, surgió el verdadero
productor de riqueza, el gran trabajador convertido
en el tipo más elevados del ser humano: el
autosuficiente, el industrial estadounidense.
“Si me pide que dé algún nombre a la distinción de
la cual los estadounidenses pueden estar más
orgullosos, yo elegiría, porque contiene todas las
demás, la de haber sido el pueblo que acuñó la
expresión “hacer dinero”. Ninguna otra lengua o
nación había utilizado semejante fórmula, porque
los hombre siempre consideraron a la riqueza como
una cantidad estática que sólo podía ser
arrebatada, mendigada, heredada, distribuida,
saqueada u obtenida como favor. Los
estadounidenses fueron los primeros en
comprender que la riqueza debía ser creada. La
frase “hacer dinero” contiene la esencia de la
moralidad humana.
“Sin embargo, debido a esas palabras, los
estadounidenses fueron denunciados por las
culturas podridas de los continentes ladrones.
Ahora, el credo de los saqueadores los ha llevado a
pensar que los más dignos industriales son motivo
de vergüenza, que su prosperidad es motivo de
culpa, que los industriales más eminentes son unos
canallas, que sus magníficas fábricas producto de
su trabajo honrado son el fruto del trabajo de
esclavos movidos por el látigo, como los que
construyeron las pirámides de Egipto. El depravado
que se lamenta de no ver la diferencia entre el
poder del dólar y el poder del látigo, debería
aprender la diferencia en su propia piel… como creo
que ocurrirá a la larga.
“Hasta que descubra que el dinero es la raíz de todo
lo bueno, seguirá encaminándose hacia su propia
destrucción. Cuando el dinero deje de ser la
herramienta mediante la cual los hombres se
relacionan entre sí, los hombres mismos se
convertirán en herramientas de otros hombres.
Sangre, látigos, armas; o dólares. Debe elegir… No
hay otra opción, y el tiempo se está acabando.”
Mientras hablaba, francisco no había mirado a
Rearden ni una sola vez, pero en cuanto terminó,
sus ojos se posaron en él. Rearden se quedó
inmóvil, sin ver más que a Francisco d’Anconia
entre las personas cuyas voces se alzaban airadas
en medio de ambos.
Algunos de los que había escuchado se apresuraron
a alejarse y otros exclamaban: “¡Qué cosa tan
horrible!”. “¡Nada de eso es cierto!” “¡Cuánto vicioso
egoísmo!”. Lo decían en voz alta, unos a otros,
como deseosos de que todos los oyeran, pero
confiando en que tales palabras pasaran
inadvertidas para Francisco.
Ustedes tiene que ir olvidando lecturas europeas. Tendrían que ir empapándose con leyendas de los otros paises africanos. +
Enviado por Skirrel2 el día 24 de Abril de 2012 a las 18:12
con los que comparten esa tasa de paro del 25%
y otras muchas cosas
seguro