afirmar que hay empresarios buenos y empresarios malos, pero resulta despreciable oír a los que ni les va ni les viene que exista la empresa como recurso de generación multitudinaria de puestos de trabajo, oír a los que han sido unos inútiles a la hora de arriesgar en una empresa y dar trabajo a los demandantes de empleo, es más, ni siquiera se la han propuesto por ser unos auténticos vagos, y, además, alguno de ellos pertenece a esa estirpe del comunismo que fue el sistema que se convirtió en explotar y esclavizar a la clase trabajadora. Y entre los que causan esa impresión de despreciable están, como no, Cayo Lara y Cándido Méndez, que hacen hoy unas declaraciones refiriéndose a los empresarios en general como si fueran unos apestados. Y lo dicen nada menos que los que son enemigos de los trabajadores, los que no han generado ni un puesto de trabajo en su vida.