Echarle huevos.

Cuando se da una situación como la presente, en la que todo quisque va a la suya, y está por salvar su vida aunque sea ahogando al vecino, no cabe otra que sacar lo mejor de uno mismo, y la mala leche peor, y defenderse, ya que ni existe el primo de zumosol, ni el enemigo va a cejar en su empeño.

Esto es una selva salvaje, donde todos son depredadores si pueden, o víctimas, si no pueden evitarlo, pero donde no cabe sentir piedad, ya que nadie la va a tener con nosotros. Aquí unos crecen fagocitando a los que comparten su territorio, y a la voz de maricón el último, el que renquee acaba siendo la merienda de los demás.

Es por eso, que cuando no hay mas cera que la que arde, y nuestra recámara esté vacía, sea en argumentos o en realidades, hay que hacerse respetar, y aquí no hay otra que echarle huevos, y tirar a morder a los que quieren alimentarse de nuestras entrañas, mariconear pidiendo piedad es tontería, y morir matando, s´il faut, es lo mas digno.