La crisis antipatriota de Zapatero

El año que dejamos atrás ha sido, sin duda, el de la crisis. Los diez años de crecimiento económico, empleo y prosperidad se han quedado en un bonito recuerdo en cuestión de meses. Todos los pronósticos advertían de que el final del ciclo expansivo estaba a la vuelta de la esquina ya a finales del pasado 2007, cuando la inflación comenzaba a castigar el bolsillo de los españoles.

Pero 2008 era un año electoral y una crisis en ciernes no podía estropear los planes al presidente que aspiraba a la reelección. Por eso se dedicó a negar las dificultades económicas que comenzaban a hacerse evidentes y a desacreditar aquellas voces de alarma que hablaban de crisis. Antipatriotas, decía de aquellos que alertaban de lo que se nos venía encima con los datos en la mano.

Aún recordamos los mítines y debates en los que, durante la campaña electoral, Zapatero hablaba de pleno empleo, de prosperidad. Lo cierto es que ahora, con cerca de tres millones de parados, casi 700.000 afiliados menos a la seguridad social y una deuda pública amenazando con la quiebra técnica del país, es evidente que incluso los pronósticos que gritaban crisis se quedan cortos.

Antes de las elecciones, la crisis financiera internacional desatada con el estallido de las subprime en EEUU, no iba a llegar a España, llegaríamos al pleno empleo y el crecimiento del PIB se situaría en el entorno del 3%, según decía Zapatero.

Solbes, por su parte, elaboró unos presupuestos con un cuadro macroeconómico que contemplaba un crecimiento del PIB del 3%, conservar el superávit y una tasa de paro cercana al 8%. El pasado 18 de diciembre, el Congreso aprobó los presupuestos basados en ese cuadro económico, cuando el PIB ha registrado un decrecimiento del 0,2% en el tercer trimestre (y finalizamos el año en recesión), la tasa de paro está cerca del 13% según Eurostat y el superávit es cosa del pasado.

La diferencia entre las promesas infundadas del Ejecutivo durante el periodo electoral y la realidad que vivimos y que les fue advertida a nuestros gobernantes pese a su insistencia en negar la crisis, se hace especialmente evidente en el debate que protagonizaron Pizarro y Solbes en Antena 3. Solbes era el número 2 del PSOE por Madrid y Pizarro el número dos del PP por la misma región. Todas las encuestas dieron ganador a Solbes pese a que apostaba por negar la crisis, no bajar los impuestos e incrementar el gasto público. Pizarro advertía de la llegada de la crisis y se decantaba por el ajuste presupuestario y las reformas estructurales. El tiempo ha demostrado que aquel debate se lo llevó de calle Manuel Pizarro.