El automovilismo está de moda en España. En realidad siempre lo ha estado aunque por periodos de tiempo. Hace una década lo era por Carlos Sainz y ahora por Fernando Alonso. Sin embargo, antes de estos dos campeones muchos otros trabajaron por el desarrollo del deporte del motor, la gran mayoría anónimos.  En Libertad Digital queremos ponerle nombre a uno de ellos.

Hace ya muchos años, una joven chica de 18 años, guapa y de larga melena, comenzó sentir la pasión por los coches. Pese a vivir su juventud en plenos años 60, para ella no había obstáculo que le impidiera hacer lo que le gustaba. En los últimos 20 años no es una situación tan extraña: Danica Patrick en la actualidad (IRL con resultados muy considerables) o hace unos 15 años Giovanna Amati (en F1 pero nunca pudo correr un GP al no clasificar en ninguno). Sin olvidar a Michèle Mouton (llegó a ganar el rally de Sanremo en 1981).

De quien quiero hablarles es de de una mujer que no llegó hasta esas cumbres de éxito pero no porque no pudiera sino porque ella prefirió encaminarse por otras rutas: se trata de Gloria Castresana (Gloria Waid como casada). Gloria no tardó mucho para examinarse y conseguir su carné de conducir. Eso fue para ella algo mágico, algo que le cambió la vida para siempre. Su primer coche que compró en 1960, según recuerda ella, fue un SIMCA Sport 1958.

Con apenas 18 años, la valiente Gloria decidió que su vida debía estar lejos de su Vitoria natal. Viajó para estudiar a ciudades como París, Frankurt o Londres pero en 1961 fue contratada por la empresa estadounidense "Tidewater Oil Company" de J. Paul Getty Jr. –que explotaba petróleo en el desierto del Sahara– y viajó a las lejanas Islas Canarias. Ya con el carné de conducir en el bolsillo, no dudaba en sentarse en algún coche y conducir, algo que sencillamente disfrutaba.

Algún tiempo después de entrar en esta empresa petrolera conoció a una persona con la que pasaría el resto de su vida. Su marido, Robert, un estadounidense también enamorado de los coches, fue clave para que Gloria siguiera adelante con su pasión, al menos como aficionada. Fue quien le reforzó esta preciosa locura de las cuatro ruedas. Pero Gloria no se contentó con sólo conducir. Gloria quería más y ya en Canarias comenzó a frecuentar sus primeros ambientes competitivos. Así, nuestra Gloria comenzó a participar en carreras en 1963 y fue una de las grandes triunfadoras del primer Rally Isla de La Palma en 1965.



Aunque intentaba aprender sabía que los que realmente sabían harían el mejor trabajo: "Los mecánicos me preparaban el coche, y aunque yo estaba interesada en el tema de la mecánica, no sabía lo suficiente y lo que hacía era correr. Quedaba casi siempre primera, segunda o tercera. Incluso le gané a mi marido más de una vez". Uno de los episodios que más recuerda Gloria fue su participación en el I Rally Femenino San Isidro de 1967 que entonces fue organizado por Iberia y Coca Cola. Haciendo memoria nos cuenta que le pusieron como copiloto a la entonces Miss España, cuyo nombre se le escapa aunque ahí están las fotos para demostrarlo. Aquel día ganaron la categoría de Slalom y también la general por etapas.

La presencia de su marido Robert –Bob para ella– fue importante. Vestido con pantalón corto, Juan José Alonso Prieto, actual director de la revista Motor 2000 –una de las más importantes dedicada al motor en Canarias– tiene aún recuerdos de Robert Waid. Nos cuenta que el esposo de Gloria fue un "personaje destacado" dentro de las competiciones. Y nos cuenta además, que en aquella época en Canarias se veían los mejores coches de competición y de calle de España gracias al régimen económico distinto que tenían las Islas. "Lo más actual se veía en Canarias". Gloria recuerda haber visto en las islas coches como el Sunbeam Imp Frazer, Lancia, Austin Sprite, Alfa Romeo, Minis, Escort, Lotus y Porsche.