Desde aquella tarde de noviembre de 2004 en la que entré por primera vez en la vieja redacción de Conde de Aranda, Libertad Digital ha cambiado mucho pero, al mismo tiempo, todo sigue igual.
Recuerdo el sonido de las televisiones a todo trapo. Los que serían mis nuevos compañeros escuchaban ojerosos la CNN en inglés. La madrugada anterior George W. Bush había ganado su segunda elección, pero el polémico recuento de Florida mantenía viva la noticia y el barullo en aquel cuartito-redacción era constante.
No eran unas elecciones americanas sin más. Veníamos de la guerra de Irak, del ‘no a la guerra’, del 11-M, de triunfo de Zapatero, de la vergonzante retirada de nuestras tropas... Bush era el enemigo público número uno y Libertad Digital iba contracorriente y lo hacía en la más absoluta soledad. Todo sigue igual.
Eso me había enganchado como lector compulsivo del diario en aquellos meses tan convulsos. Un pequeño medio que se partía la cara y disputaba la influencia con los gigantes de la comunicación, en defensa de unos principios y valores que no han cambiado en estos doce años: la libertad y la Nación.
Por eso cuando recibí la llamada citándome para una entrevista sentí una emoción que iba mucho más allá de la alegría de un periodista que busca un empleo. Trabajar en Libertad Digital era algo más, pensaba yo. Desde mi primer día comprobé que era cierto. Conocí una redacción, entregada en lo profesional y comprometida en lo moral con el proyecto liberal, de la que no he dejado de aprender. Todo sigue igual.
Hoy Libertad Digital es mucho más que el periódico en la red. El grupo integra a esRadio y Libertad Digital Televisión. La empresa ha crecido y cada día tenemos más influencia y, por ende, responsabilidad.
Hace unos días publicamos la noticia probablemente más importante de nuestra historia. El hallazgo de uno de los focos de explosión del 11-M. El empeño por averiguar la verdad de los peores atentados de nuestra historia nos ha costado insultos, mofas y todo tipo de campañas difamatorias. ¿Por qué lo hacemos?, se preguntarán algunos. Federico Jiménez Losantos lo explicaba al recoger el premio de la Fundación DENAES en 2010: "Volveríamos a fundar Libertad Digital sólo por dar voz a las víctimas del 11-M". Todo sigue igual.
Raúl Vilas es director de Libertad Digital.