Hace treinta años que empecé a dedicarme profesionalmente al periodismo y más de un tercio de ese tiempo lo he pasado –y lo he pasado muy bien– entregando ilusión, trabajo y el dinero que no me ha quitado Hacienda al proyecto de Libertad Digital. Hace doce años, un grupo pequeño, del que hoy quedamos muy pocos, alumbró aquella balsa de náufrago que se ha convertido en una embarcación muy apañada, en eso tan difícil que se llama una empresa, mérito de Alberto Recarte. No sé si lo más importante que he hecho en estos treinta años de periodismo han sido los años heroicos de la COPE, en los que siempre tuvimos el respaldo de Libertad Digital. Lo que puedo asegurar es que, a diferencia de otros medios en los que he trabajado, LD es el único que sólo me ha dado motivos de satisfacción.

Cuando uno tiene que agradecer al medio que uno ha fundado las alegrías profesionales del periodismo, esas que alimentan las ganas de gastarse y no  reservarse en las batallas de información y opinión que a diario debe librar la causa de la libertad, constata dos obviedades: que los hijos no dejan de crecer y que uno está muy orgulloso de que crezcan. Podría repetir aquí lo que he escrito cada año en el aniversario de Libertad Digital, pero no hace falta. Los hechos, pasados y presentes, hablan por sí solos.

Lo que sí quiero señalar es que el próximo año, el decimotercero, será tal vez el más difícil de nuestra historia, aparentemente breve pero muy larga para las costumbres de internet. La crisis económica es pavorosa y los medios de comunicación la padecen de forma especialmente grave. Nuestro compromiso con el proyecto diario, casi podríamos decir horario, que nació hace doce años nos obliga a conservar y reinventar, a mantener y cambiar, a consolidar y transformar. Para mantener el proyecto ideológico y político de Libertad Digital debemos cambiar continuamente Libertad Digital; muy especialmente, este año. Pero todas las medidas que hemos ido tomando y las que podamos tomar en el futuro inmediato tienen un propósito definido: asegurar a nuestros accionistas, lectores y anunciantes que nuestra empresa va a continuar defendiendo lo mismo y defendiéndolo mejor. Y si hay que cambiarlo todo para que lo importante siga igual, lo cambiaremos. Porque hacemos algo en lo que creemos y porque, además, disfrutamos haciéndolo.

Federico Jiménez Losantos es fundador y vicepresidente de Libertad Digital.