La polémica que ha suscitado la gran cantidad de militares, policías y guardias civiles que han cambiado de sexo en el Registro ha vuelto a poner en el foco del debate la controvertida ley Trans. Sin embargo, la realidad es que cada vez son más los hombres que adoptan esta decisión, sin modificar su nombre ni su apariencia física, y prueba de ello es la recién creada asociación de Trans No Normativos que, al cierre de esta semana, contaba ya con 226 socios y subiendo.
Su abogada, Javier Sanz -también autodeterminada mujer- desconoce qué ha llevado a todas estas personas a cambiar de sexo, aunque no esconde que detrás de muchos de ellos puede estar el deseo de protegerse ante una ley, la de violencia de género, que consideran totalmente injusta por cuanto la mera palabra de la mujer sirve, por lo pronto, para que el hombre pase la noche en el calabozo y deje de ver a sus hijos hasta que se resuelva el asunto judicialmente. En este sentido, la letrada no solo apunta a un "paralelismo claro" entre ambas normas, sino a cómo la misma base hace que la ley trans anule de facto la que ha sido la norma más polémica de las últimas décadas. "Con la ley de violencia de género, la palabra de la víctima se hizo prueba. Con la ley trans, se ha hecho lo mismo: solo por decir que yo me siento trans, ya soy trans. En ambos casos, sin establecer medios para acreditar si esa denuncia o esa transición es cierta. Por tanto, ambas leyes se han superpuesto y, en la práctica, la ley trans anula la de violencia de género".
La propia letrada reconoce así que "evidentemente" existen hombres que van a utilizar la norma impulsada por Irene Montero para sortear lo que consideraban una injusticia. "De la misma manera -apostilla-, que existen mujeres que han utilizado la ley de violencia de género para sus intereses personales". Sin embargo, en este caso, el redactado no solo impide hablar de "fraude", como reclama la Federación LGTBI+, sino que incluso apunta que aquellos que cuestionen el sentir de la persona que dice considerarse mujer, aunque biológicamente no lo sea, podrían estar cometiendo un delito de odio.
Se ganarán todos los recursos
Aunque Javier Sanz admite que hay funcionarios que están rechazando alguna solicitud, la abogada está convencida de que la inmensa mayoría de esos casos llegarán a los tribunales en forma de recurso y se terminarán ganando. "Lo están denegando, por ejemplo, porque no cambia el nombre, pero es que la propia ley dice que no hace falta cambiar el nombre; o por el tono de voz, la estética o porque no se lo habían comentado anteriormente a ninguna persona y su primera exteriorización es en el Registro Civil. Es decir, lo están denegando por motivos que la ley no permite", explica Sanz.
Precisamente por eso, la letrada no solo advierte de que esto se puede recurrir, sino que se muestra convencida del éxito que tendrán dichos recursos. "En un juzgado no se van a poder negar", insiste recordando lo que sucedió con la ley del ‘sólo sí es sí’. "Les guste o no les guste, no les queda otra, la ley se ha parido así, entonces yo creo que, cuando el recorrido termine y llegue a los juzgados, van a reconocer todos los cambios de género, porque… ¿Cómo van a probar si el sentimiento de una persona es o no de una manera? Es imposible", apunta.
Lógicamente existe una salvedad: que la persona en cuestión reconozca abiertamente que no se siente mujer, pero que lo hace para beneficiarse de algo concreto o burlarse de quienes aseguraron que la ley era perfecta. En el resto de los casos, según defiende Sanz, "pueden existir trabas, pero, más allá de retrasarlo, no van a conseguir nada". Es más, incluso es posible sortear ese retraso: "Lo que yo recomiendo a mis clientes es que, mientras yo hago el recurso, a su vez, inicien el trámite en otro Registro Civil. En la asociación tenemos un listado de los registros que son más ‘transamigables’ por así decir o más ‘transexcluyentes’, es decir de los que son más severos o facilitadores".
Un peligro real
El problema es que, aunque muchos hombres recurrirán a esta vía para recuperar la presunción de inocencia "robada", otros tantos lo podrán hacer para obtener ciertos beneficios -como presentarse a determinadas oposiciones que cuentan con pruebas físicas menos exigentes para las mujeres- o para cometer ciertos delitos sabiendo que no se les va a poder juzgar bajo la ya mencionada ley de violencia de género.
En este sentido, la propia abogada de los Trans No Normativos recuerda que la norma deja claro que ningún maltratador que solicite su cambio de sexo podrá ser juzgado como mujer si los hechos los cometió como hombre. Sin embargo, la duda surge cuando nos enfrentamos a un agresor habitual. "Si vuelve a maltratar una vez que haya cambiado su sexo en el Registro, ¿cómo se le va a juzgar? Surgen muchas dudas", asegura Javier, que no descarta que, al igual que sucedió con la polémica ley del ´sólo sí es sí', el Gobierno tenga que terminar modificando la norma.