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El Rey tritura en audiencia televisiva en Cataluña al presidente de la Generalidad

El discurso navideño de Felipe VI obtiene un 42,3% de "share" en Cataluña frente al 16,4% de Aragonès.

El rey Felipe VI pronuncia su tradicional discurso de Nochebuena, el noveno de su reinado. | EFE

Casi la mitad de los telespectadores de Cataluña siguió el discurso de Nochebuena del Rey Felipe VI mientras que sólo un 16,4% vio el del presidente de la Generalitat, el republicano Pere Aragonès (ERC), del día 26, San Esteban, festivo en Cataluña. Todos los líderes independentistas sostienen que la ciudadanía de Cataluña no tiene rey, que ha desconectado de la Corona, que Felipe VI dejó de ser el rey de los catalanes tras el discurso del 3 de octubre de 2017 en el que no condenó la actuación policial frente al golpe de Estado. Sin embargo, el interés por su discurso ha doblado de largo al que ha suscitado el del presidente de la autonomía.

La intervención del monarca fue seguida por 566.000 personas a las nueve de la noche del 24 de diciembre mientras que Aragonès tuvo una audiencia de 283.000 personas el 26 a la misma hora. El 42,3% de audiencia del Rey por el 16,4% del 'president'. Mientras Felipe VI aumentaba su audiencia en Cataluña, 46.000 espectadores más que el año pasado, el presidente autonómico perdía 118.000.

El discurso del Rey escuece en ERC y Junts como el de 2017 mientras el PNV detecta frases en "neblina"

Aragonès está en horas bajas. Sin Presupuestos y con el adelanto electoral en el horizonte. Su audiencia ha sido la más baja de todo el mandato. Comenzó en 2021 con 532.000 espectadores, el 23,7% de la audiencia. En 2022 bajó al 20,1%, 401.000 espectadores, y este año se ha dejado más de cien mil hasta esos 283.000 del martes.

Por su parte, el Rey está en el punto de mira del independentismo ya antes del golpe de Estado. La Generalidad y los partidos y organizaciones separatistas convirtieron las manifestaciones contra los atentados islamistas de agosto de 2017 en actos contra la monarquía. La reacción del Rey frente al golpe de Estado agudizó la ofensiva independentista, que se mantiene hasta hoy. Sin embargo, la presión callejera contra los actos de la Familia Real en Cataluña ha perdido fuelle al tiempo que se han normalizado los desplantes institucionales contra el monarca de las autoridades catalanas.

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