El pasado jueves, la Facultad de Políticas de la Universidad Complutense de Madrid amaneció repleta de carteles con amenazas de muerte a los profesores que cuestionan el movimiento queer. "Tenéis regalo bajo el coche", rezaba uno de los mensajes dirigidos, entre otros, a Pablo de Lora, autor de El laberinto del género. La acción fue reivindicada en redes sociales por la asociación universitaria TransMariBiBollo RQTR (Erre Que Te Erre), que reclamaba a la Complutense que retirase de sus bibliotecas tanto el mencionado libro como Nadie nace en un cuerpo equivocado, firmado por José Errasti y Marino Pérez Álvarez.
"El alcance de lo transfóbico es hoy prácticamente todo", ha denunciado en Es la Mañana de Federico Pablo de Lora, quien lamenta la persecución de todo aquel que, amparándose en la ciencia, pone en tela de juicio los postulados del movimiento queer. De hecho, tal y como él mismo ha relatado, no es la primera vez que se convierte en el blanco de sus ataques: ya en 2019, los transactivistas consiguieron que la Universidad Pompeu i Fabra cancelase su participación en un seminario internacional sobre la cuestión del género.
Aun así, De Lora ya dejó claro que esto no serviría para callarles. "Es inútil: seguiremos pensando, discutiendo y publicando. Con más ímpetu si cabe", escribió en su cuenta de Twitter tras el ataque de la Complutense. Y así lo ha demostrado este miércoles en esRadio, donde ha cargado duramente contra la ley Trans impulsada por Irene Montero y contra los dos puntos que más le preocupan: la autodeterminación basada en la mera voluntad del individuo y la llamada despatologización de este fenómeno, que, según alerta, "puede ser muy contraproducente para las familias, así como para los menores y las personas que sufren de una incongruencia diagnosticable", pero especialmente para los adolescentes.
La delicada situación de los menores
"Estamos hablando de menores en etapas de su desarrollo personal que están llenas de incertidumbres y que deben ser atajadas y abordadas por profesionales no ideologizados", insiste Lora, que advierte de que muchas veces se ven envueltos en procesos de transición muy problemáticos, sin ser conscientes de que "esos cambios son difícilmente reversibles", lo que puede dar lugar a "frustraciones enormes".
En este sentido, el catedrático se suma a quienes alertan de la denominada disforia de género de inicio rápido, a la que se refiere como una especie de "contagio social" entre los jóvenes de hoy en día. "Es casi una moda. Es cool", subraya De Lora, que sitúa el inicio de este fenómeno "hace tres o cuatro años", que es cuando, a su juicio, los psiquiatras "se empiezan a dar cuenta de que la realidad les está sobrepasando".
La gravedad del asunto viene dada, sin embargo, por la despatologización promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en la que ahora profundiza la ley impulsada por Irene Montero. "Estos adolescentes, estos niños, tienen un problema de base que quizá hay que abordar antes: igual hay un problema de espectro autista, a lo mejor hay un Asperger… Y eso es lo que tenemos que resolver y eso es sobre lo que ahora se está llamando la atención, yo creo que de manera muy cabal", alega en referencia a la labor de las madres de Amanda o del psiquiatra Celso Arango.
El temor a ser tachados de tránsfobos
A su juicio, son muchos los expertos que piensan como él. Sin embargo, cree que muchos callan "so pena de que les abran un expediente" por un supuesto delito de odio, algo que, según defiende, se convierte en "una cuestión nuclear" a la hora de analizar lo que está pasando. "El alcance de lo transfóbico es hoy prácticamente todo", lamenta De Lora, que recuerda cómo la semana pasada Carmen Calvo —feminista y contraria a la ley Trans— se quedó callada cuando Pablo Iglesias le preguntó en una emisora de radio si las mujeres trans son mujeres. "No sé si porque lo tiene que pensar o porque, efectivamente, se le pasa por la cabeza que puede ser acusada de transfobia", señala.
Desde su punto de vista, sin embargo, es evidente que las mujeres trans "no son mujeres biológicamente hablando, porque si lo fueran no añadiríamos precisamente ese adjetivo". En todo caso, insiste en que eso no es incompatible con defender que "todos los individuos son iguales ante la ley, y merecen la misma consideración y respeto".
Con todo, aunque el catedrático de Filosofía del Derecho cree que detrás de esta ley hay un afán "loable" que es "procurar estigmatizar lo menos posible a las personas", insiste en que "en ese movimiento hay una confusión, que es pensar que no hay ningún hecho más allá de nuestra voluntad". Precisamente por eso, lamenta que las enmiendas del PSOE no sean más que pequeñas rectificaciones que, sin embargo, no tocan "lo mollar y lo verdaderamente problemático" que, desde su punto de vista, es el tema de la autodeterminación de género o, como él defiende "la autodeterminación del sexo, que es la posibilidad de que los individuos podamos rectificar la mención del sexo en el Registro Civil con la mera voluntad".