El pasado mes de marzo, tras la salida de Pablo Iglesias de la vicepresidencia tercera, Pedro Sánchez presumió con orgullo que España tenía cuatro vicepresidentas mujeres. En julio, pasaron a ser tres pero el presidente del Gobierno siguió recordando la importancia de un Ejecutivo feminista. Conforme han ido pasando los meses, la nueva configuración gubernamental muestra que la cosa va de hombres.
Sobre el papel, hay tres vicepresidentas pero nadie duda que el vicepresidente político en la sombra es Félix Bolaños. El ministro de presidencia es el encargado de celebrar los jueves los llamados "consejillos" y que hasta este verano presidía la exvicepresidenta primera, Carmen Calvo. Se trata de una reunión de secretarios y subsecretarios de Estado con los asuntos que se elevarán al Consejo de Ministros.
Bolaños ha ido ganando atribuciones y prestigio dentro del Ejecutivo tanto es así que algunos utilizan el mote que le puso Zapatero: Súper Bolaños. El ministro de Presidencia es ahora también el interlocutor principal del Ejecutivo con otros socios parlamentarios. A la vicepresidenta primera actual, Nadia Calviño, sólo le queda el "privilegio" de presidir el Consejo de Ministros cuando Sánchez no está, debido a algún viaje internacional.
El ala oeste de los hombres
La salida de Iván Redondo ha sido cubierta por Óscar López. Hasta el mes de octubre, entre todos estos hombre había una mujer, Llanos Castellanos, pero su inclusión la Ejecutiva del PSOE le ha obligado a dejar el puesto que ha sido cubierto, como director adjunto del Gabinete de Presidencia, por Antonio Hernando. De él depende ahora los gabinetes técnicos, los departamentos de protocolo o de seguridad.
De Óscar López depende la secretaria general de Presidencia que ocupa, Francisco Martín, al que muchos ven como un futuro "ministrable". Él se encarga de las principales actividades de Pedro Sánchez y de los asuntos internos de La Moncloa. También la secretaría general de asuntos económicos está en manos de un cromosoma XY, el de Manuel de la Rocha.
Los dos altos comisados creados por Sánchez y que dependen directamente de él, están en manos masculinas. Por un lado, el alto comisionado para la lucha contra la pobreza infantil, es para Ernesto Gascó, mientras que el alto comisado para España nación emprendedora, es para Francisco Polo.
Todos ellos conforman "el ala oeste de la Moncloa", aunque a diferencia del serie de ficción y de la política norteamericana, no están en un ala de la Casa Blanca, sino en los edificio de semillas y el de vicepresidencia dentro del complejo gubernamental. Todos estos hombres son los que tienen una relación privilegiada con Sánchez. Los que despachan con el presidente del Gobierno a diario.
La comunicación también es cosa de hombres
Hay que remontarse a varias décadas atrás para encontrar un núcleo duro monclovita con tantos hombres. La secretaría de Estado de comunicación, que en tiempos pasados ocuparon periodistas como Carmen Martínez de Castro o Nieves Goicochea, es ahora territorio del político Francesc Vallés.
Desde el edificio de portavocía se dirige la política de comunicación del Gobierno y se mantienen en contacto directo con el presidente del Gobierno, creando el argumentario del Ejecutivo y filtrando qué es lo que va a contar e ideando el cómo.
Los puestos clave, en segunda fila, también son cosa de hombres. Por un lado, el departamento de Información nacional es de Miguel Ángel Marfull. Por otro, el de política autonómica, que cubría Raquel González, es desde hace unos meses de Alfredo Rodríguez, hasta hace unos meses en Transportes. Sólo en información nacional resiste una mujer, María del Carmen Pérez.
Un Gobierno feminista pero donde los principales papeles los manejan los hombres aunque cuando se encienden los focos, en las escalinatas de La Moncloa, a Sánchez le rodean Nadia Calviño, Yolanda Díaz y Teresa Ribera como las tres vicepresidentas.