El Gobierno está decidido a celebrar el primer debate de Pedro Sánchez sobre el estado de la nación. La idea la lanzó el pasado mes de diciembre el presidente del Gobierno y sólo faltaba concretar la fecha. En los últimos días, el Secretario de Estado de relaciones con las cortes, Rafael Simancas, ha empezado a llamar a los diferentes grupos parlamentarios para sondearles. La propuesta gubernamental es celebrarlo la última semana de abril o la primera de mayo.
La Moncloa cree que el PP tiene un mes, tras su congreso del 1 y 2 de abril, para regenerarse y preparar el debate. El nuevo portavoz parlamentario será el encargado de dar la réplica al presidente del Gobierno. La ausencia de Alberto Núñez Feijóo, el previsible próximo líder del PP, que no tendrá acta en el Congreso, pondrá todos los focos sobre Santiago Abascal, que quedará como "líder de la oposición".
Sánchez está cómodo confrontando con VOX ya que evidencia dos modelos antagónicos. Este martes, en el debate sobre la posición española en Ucrania, el presidente del Gobierno dedicó la mayor parte del tiempo de su réplica a contestar a Abascal mientras que pasó de puntillas por Cuca Gamarra, la portavoz popular y la que podría tener más puntos para seguir en el puesto tras el congreso.
En La Moncloa saben que VOX no desaprovechará la oportunidad de presentarse como la alternativa a Sánchez. La ausencia de un candidato "presidenciable" también movilizará a Ciudadanos. Inés Arrimadas, que se encuentra de baja por maternidad, pretende reducirla a sólo seis semanas y poder estar así disponible para el debate sobre el Estado de la Nación.
Un debate que lleva cinco años sin celebrarse
Hay que remontarse a 2015 para encontrar en las hemerotecas el último debate sobre el estado de la nación. En ese momento, ni Ciudadanos, ni Podemos tenían representación institucional y mucho menos VOX que irrumpió en el Congreso en 2019. La fragilidad parlamentaria, con cuatro elecciones en siete años y el estallido de la pandemia, fueron las excusas perfectas para que Rajoy y Sánchez fuesen posponiendo este debate.
Siete años más tarde, con Pablo Iglesias y Albert Rivera fuera de juego, el Gobierno vuelve a convocarlo reanudando una costumbre que comenzó Felipe González en 1983. La cita se convertía en una oportunidad para que el líder de la oposición se presentase como alternativa "presidenciable". Sucedió así siempre salvo en 1987 y 1988, cuando Hernández Mancha, que no tenía acta de diputado ya que era senador, delegó en el secretario general del Alianza Popular Arturo García- Tizón, la respuesta del principal partido de la oposición. En esta ocasión, la ausencia de Feijóo volverá a provocar una situación similar.