EL próximo día 10 de marzo la relación del Partido Popular y Vox se somete a su primera prueba de fuego tras romper en la moción de censura a Pedro Sánchez y con la nueva dirección del PP a punto de ser renovada. Ese día se constituyen las Cortes de Castilla y León y se conforma la Mesa de la Cámara, órgano rector del parlamento autonómico. Alfonso Fernández Mañueco y Juan García-Gallardo demostrarán entonces hasta qué punto PP y Vox son capaces de ponerse de acuerdo para gobernar con la vista puesta en las elecciones andaluzas y las generales.
La crisis interna del Partido Popular permite a Mañueco tener manos libres para negociar, lo que le obliga a tomar en solitario la decisión de si gobernar con Vox. Las órdenes de Génova ya no llegan a Castilla y León como en otras negociaciones autonómicas. Pablo Casado ejerce de presidente testimonial, mientras que García Egea, que controlaba los pactos, está fuera de juego para regocijo de Vox, que le acusó de ser un "trilero" durante las negociaciones de Murcia o Madrid que siguieron a las elecciones autonómicas de 2019.
Feijoo da vía libre a Mañueco
Mañueco tiene la bendición de Alberto Núñez Feijóo quien, de facto, es ya el líder del partido, a la espera del congreso del PP del 1 y 2 abril que le confirmará como presidente. El dirigente gallego ha asegurado esta semana que al presidente del PP de Castilla y León le corresponde tomar la decisión de si pactar con Vox, dando vía libre al posible acuerdo.
"Solo él puede ser presidente y tendrá que tomar una decisión, que espero que sea la acertada. O hay Gobierno o hay nuevas elecciones, no hay otra opción. Veremos si hay algún partido lo suficientemente responsable para garantizar la estabilidad en las Cortes", sentenció Feijóo, asumiendo que Vox es su única opción, a pesar de haberles tildado de "populistas" o de que Esteban González Pons les llamara "ultraderecha".
El juego de mayorías
La conformación de la Mesa de la Cámara arroja tres posibles escenarios: que el PP llegue a un acuerdo con Vox por el que ambos se harían con la mayoría ocupando la presidencia, una vicepresidencia de las dos que tiene el órgano y dos de las tres secretarías; que Mañueco sea apoyado por Soria Ya para retener la mayoría, frustrando un futuro pacto de gobierno con Vox; o que PP y Vox se voten a sí mismos dando al PSOE la oportunidad de hacerse con la mayoría si le apoya Soria Ya.
Para evitar esa última opción, la próxima semana será clave en las negociaciones entre PP y Vox. Está previsto que Fernández Meñueco y García-Gallardo mantengan un segundo encuentro después de haberse reunido la semana pasada por espacio de hora y medio sin llegar a un acuerdo. Los contactos se llevan a cabo formalmente con el líder de Vox en Castilla y León pero fuentes del PP aseguran que Santiago Abascal y su mano derecha, Kiko Méndez Monasterio, son los que realmente llevan el peso. De hecho, los medios pudieron captar cómo Monasterio estuvo presente en el primer encuentro que la formación de Mañueco mantuvo con García-Gallardo.
Las líneas rojas de Vox
Vox se mantiene firme en la misma posición que viene defendiendo desde el momento que se dieron a conocer los resultados de las elecciones. Los de Abascal reclaman tener lo mismo que Cs, "ni más ni menos", por respeto al partido y a sus votantes. Esto implica ocupar la presidencia del Parlamento autonómico, cargo para el que podría ser propuesta Fátima Pinacho, la única procuradora que Vox tuvo en la pasada legislatura y que tiene experiencia en el funcionamiento de la Cámara. El partido reclama también la vicepresidencia del gobierno y consejerías, que podrían ser menos de las que tuvo Cs porque pedirán reducirlas.
Fuentes de Vox aseguran estar "a la espera" de que Mañueco les convoque para el segundo encuentro y "les haga llegar una propuesta por escrito sobre el programa de gobierno" con el que negociar, toda vez que el PP se ha abierto a pactar con los de Abascal siempre que antes acuerden unas medidas, como por otra parte exige Vox. García-Gallardo reclama derogar las leyes LGTBI y de Memoria Histórica, lo que será uno de los principales puntos de fricción entre ambos partidos para llegar a un acuerdo. De él dependerá la relación que puedan mantener en el futuro, especialmente a nivel nacional.