La crisis interna del PP tras las revelaciones que apuntan a la existencia de una trama de espionaje interno contra Isabel Díaz Ayuso ha provocado un auténtico huracán político. Vox mira con estupor a su adversario, receloso de que la polémica pueda acabar perjudicando el objetivo final de la formación de hacer frente a la izquierda al sacudir de lleno a su aliado natural.
La marejada se produce en plenas negociaciones de Castilla y León y con un ojo puesto en la posible convocatoria de elecciones en Andalucía. Fuentes de la negociación trasladan que Vox reclamará la presidenta del Parlamento de Castilla y León, además de la vicepresidencia del gobierno y las consejerías que acuerden conformar, en proporción al peso de sus votos. Se trata de la primera vez que hablan de este cargo. Estas fuentes admiten haber iniciado una primera toma de contacto telefónico con el PP de Alfonso Fernández Mañueco pero sin haber entablado todavía una negociación formal.
El presidente en funciones llevará a cabo una ronda de diálogo con todos los partidos, empezando por el PSOE, de mayor peso, para seguir después con Vox y los partidos más pequeños, a la que seguirá una mesa de negociaciones. Será entonces cuando los de Abascal pongan negro sobre blanco sus exigencias: primero las medidas y después el reparto de cargos que podría incluir una reducción de consejerías, lo que les dejaría en disposición de ocupar menos de las que tuvo Cs, aunque manteniendo siempre la proporcionalidad según el peso de sus votos.
Las líneas rojas de Vox
Esas serán sus líneas rojas, irrenunciables. En respuesta a las condiciones impuestas por Pablo Casado, advierten: "No vamos a aceptar los principios del PP y no vamos a pedir que el PP acepte los nuestros". Fuentes de Vox aseguran a Libertad Digital que "no aprovecharán para morder al adversario ahora que está débil", pero el tono de la negociación para formar gobierno será de mayor firmeza después de la cascada de ataques de Casado a la formación.
El partido de Abascal no aprovechará tampoco para "tomar represalias" en otro territorios como Madrid o Andalucía en función de cómo actúe la dirección nacional del PP, de su crisis interna o de cómo se desarrollen las negociaciones en Castilla y León, y niegan un empeoramiento de las relaciones entre Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio después del resultado electoral.
La líder de Vox en Madrid ha evitado esta mañana, en rueda de prensa, referirse a la polémica del PP, limitándose a pedir que "Ayuso se abstraiga de todo lo que está pasando a su alrededor para centrarse en gobernar para los madrileños". Ante la insistencia de la prensa por conocer su valoración, Monasterio ha dicho que "no va a hablar de los problemas internos de un partido que no es el suyo" y ha criticado que los ciudadanos comprueban cómo "los rifirrafes o machetazos que hay en Génova no les van a resolver la vida".
La secretaria general del grupo, Macarena Olona, tampoco ha entrado a atizar al PP en una rueda de prensa desde el Congreso, pese a la cascada de preguntas de los periodistas que le reclamaban su opinión. "Asisto sorprendida, espantada y horrorizada a las informaciones que estamos conociendo", se ha limitado a decir para añadir que "no le corresponde a ella valorarlo" y que "espera que se clarifique todo hasta el final" porque "la gravedad es extrema".