'La noche que cambió mi vida', el libro que desvela la verdad de la agresión de Alsasua
El estremecedor relato de la madre del teniente Óscar Arenas sobre la brutal agresión a dos guardias civiles y sus parejas en octubre de 2016.
Óscar tenía claro que quería ser guardia civil desde que tenía cuatro años, cuando, ataviado con el tricornio de su padre, sus zapatos y una porra vieja y desgastada, jugaba a hacer guardias en el pasillo de su casa o se sentaba en el escritorio a rellenar informes. Su vocación era tan firme que, cuando recibió el despacho de teniente en julio de 2015, se negó a pedir destino.
"Considerada que cualquier punto de España sería un buen lugar para comenzar su trabajo y ejercer su profesión (…). La suerte, o la mala suerte, concluyó que comenzaría su andadura en un pueblo de Navarra, junto a la sierra de Urbassa, llamado Alsasua. Aquí empezó su…nuestro periplo".
La noche del 14 de octubre de 2016, Óscar -que apenas contaba con 24 años- salió a tomar algo a un bar del pueblo junto a un sargento y sus parejas. Fue entonces cuando sucedió lo que parecía que ya no ocurría en España…
"Les hicieron lo que ellos llaman ‘el pasillo de la muerte’ y, mientras les echaban del local insultándoles, les lanzaban puñetazos y patadas. Serían unos veinticinco dentro del local, pero, al salir fuera, estaban esperando otros tantos con las mismas intenciones.
Les caía una lluvia de golpes por todos lados.
A mi hijo lo apartaron de los demás, evitando así que pudiesen ayudarle, y entre insultos de ‘al teniente hay que reventarlo’, ‘hijos de puta’, ‘txakurras (perros)’, y amenazas, ‘os vamos a matar por ser guardias civiles’, ‘esto es lo que os va a pasar cada vez que bajéis de allí’, siguieron apaleándoles de forma salvaje.
Mi hijo (el teniente) estaba sangrando por la boca y malherido. En un momento sintió un profundo dolor y perdió el equilibrio, cayendo al suelo. Le habían partido el tobillo, pero eso no hizo que la lluvia de patadas cesara, al contrario, ahora era más vulnerable y las hienas de cebaban con la presa".
Tras años de sufrimiento, Inmaculada Fuentes (Valencia, 1967) acaba de publicar La noche que cambió mi vida (Samaruc, 2022), el estremecedor relato de una madre que ha sufrido en sus propias carnes cada golpe que ha recibido su hijo -los de los violentos y los de aquellos que han intentado blanquearles- y que hoy sólo busca que la verdad de lo sucedido aquella noche, y todas la que vinieron después, quede registrada y sobreviva a la manipulación de los proetarras y de buena parte de la izquierda. De ahí su principal exigencia: publicar, junto a su relato, la sentencia íntegra del Tribunal Supremo que demuestra que la brutal agresión no fue una pelea de bar.
LD: De la versión de los agresores se ha hecho una obra de teatro y hasta una serie de televisión…
Inmaculada Fuentes: Ellos cuentan con muchos más medios que nosotros, están en una posición privilegiada. Al principio no quería ver la serie, pero lo hice precisamente para no dejarme influir por la opinión de los demás, así que, como se emitió en dos televisiones públicas con el dinero de todos los españoles, la vi. Sientes rabia e impotencia, porque ves que es todo ficción, que es un montaje, que no hay nada de cierto y, al mismo tiempo, dices ‘bueno, pues nada, con su pan se lo coman’. Esto se lo creen ellos y sus adeptos.
LD: Inicia el relato en esa noche en la que recibe una llamada alertándole de que su hijo ha sido víctima de una paliza y desvela que, cuando llega al hospital, uno de los superiores intenta quitarle hierro al asunto…
IF: Acababan de meter a mi hijo en el quirófano y me quedé impactada, porque, con toda la parsimonia del mundo, me dijo a la cara ‘usted tiene que pensar que su hijo ha tenido un accidente laboral’. Mi hijo estaba en su tiempo libre, no estaba trabajando, no ha volcado con el coche, han ido a por él. ¿En serio? La conversación fue un poco más allá, está en el libro. E incluso hubiera ido un poco más allá, pero mis padres me educaron bien.
"Usted sabe tan bien como yo, que la banda terrorista ETA no ha desparecido, lo que hicieron para aparentar su disolución fue un patético paripé, una puesta en escena amparada por otros como ellos, una mala farsa representadas por fariseos. No sé si podremos probar que estos individuos son discípulos de los anteriores, pero pienso dejarme la piel para intentarlo".
LD: Asegura que ya se temía que algo así pasaría más pronto que tarde por lo que usted misma vivió apenas dos días antes, en la fiesta del Pilar.
IF: Sí… El Pilar es la patrona de la Guardia Civil, pero en la comunidad vasca o en la Navarra profunda no se puede celebrar a puertas abiertas. Desde que ETA dejó de matar, se dijo que había que vivirlo con normalidad, así que mi hijo ese año decidió celebrarlo como en todas partes: con una misa y un vino de honor para todos los vecinos que se quisieran acercar. El sacerdote de la parroquia se negó a celebrar la misa y la puerta de la Iglesia de los Capuchinos, donde se iba a hacer finalmente, amaneció pintada con "Alde hemendik" (fuera de aquí). Luego vinieron los mismos violentos de siempre a decirnos que no éramos bienvenidos. Amedrentaron a la gente que sí se había atrevido a venir y empezaron a marcharse. Después de aquello yo ya me esperaba lo peor y, efectivamente, dos días después se lo hicieron pagar.
Llevamos décadas viendo cómo la Iglesia en el País Vasco y Navarra nos da la espalda
LD: El párroco al que hace referencia también protagonizaría después un sonado episodio que terminó con los proetarras tocando las campanas de la iglesia para boicotear un acto de apoyo a la Guardia Civil… ¿Cómo vivieron aquello?
IF: Nosotros somos creyentes y, desgraciadamente, no nos extraña. Llevamos décadas, desde que existe ETA, viendo cómo la Iglesia en el País Vasco y Navarra nos da la espalda. No querían celebrar entierros de guardias civiles asesinados y había que hacerlos por la puerta de atrás y rapidito, evitaban poner la bandera… Todo de tapadillo y de noche, así que estamos acostumbrados a que la Iglesia en aquella zona nos dé la espalda y esté del otro lado.
LD: El momento en el que su hijo les cuenta lo que ha pasado es terrible, pero reconoce que en el juicio se le hiela la sangre al escuchar su testimonio…
IF: En el juicio escuchamos cosas de boca de nuestro hijo muy duras, muy difíciles de asumir y que no nos había contado. Óscar es una persona abierta, pero hay ciertas cosas que, si te las puede ahorrar, te las ahorra para no hacerte sufrir. Allí tenía que ser claro, explícito y contarlo todo. A Óscar lo apartaron del jersey y dijeron "al teniente hay que reventarlo". Iban a por él. Es más, uno de sus testigos, como recoge la sentencia, reconoce que todo el que pasaba por allí le daba patadas en la espalda, en la cabeza o donde pillara y nadie, absolutamente nadie, hacía nada por terminar con aquello o llamar a una autoridad.
LD: De hecho, es él mismo el que llama para pedir auxilio…
IF: Los abogados de los agresores pretendían demostrar que mentía, diciendo que, si tan mal estaba, no podría haber llamado, pero es que no llamaba nadie, entonces él, como pudo, mientras María José le protegía la cabeza, llamó al 062 tres veces seguidas. Como no podía hablar, colgaban y optó por llamar al cuartel. Allí reconocieron el número y oyeron lo que estaba pasando. Jamás olvidaré la frase que pronunció el compañero que dio aviso al resto: "Al teniente lo están matando".
LD: No sé si le dolió más el daño que le hicieron a su hijo o la posterior complicidad de las instituciones navarras, del concejal socialista en Alsasua e incluso de Podemos, que llevó a las familias de los agresores al Congreso.
IF: Son dos tipos de dolor. El primero afecta directamente a mi carne, a mi sangre, y es un dolor intenso que a nadie le deseo, pero el otro también es un dolor muy grande, porque te das cuenta de cuánto se ha degradado nuestro sistema democrático. ¿A dónde hemos llegado para que, en el Congreso, adalid de la democracia, se llegue a defender a los violentos? ¿Qué está pasando para que se apoye y se defienda a aquellos que acaban de dar una paliza a cuatro ciudadanos, dos de ellos servidores públicos y otras dos mujeres?
"María José veía que lo mataban dándole las patadas en la cabeza y, como pudo, se echó encima para protegerle, recibiéndolas ella; creo que eso le salvó la vida. A los enardecidos cobardes no les importó que fuese una mujer, ni que fuese vecina del pueblo, la siguieron golpeando mientras la insultaban: "Puta", "esto te pasa por estar con un txakurra".
"Pilar, la mujer del sargento, no puede salir del cuartel para nada. Los cobardes radicales incluso llegan a enviar una carta al cuartel dirigida al sargento en la que amenazasen a su niña de año y medio de edad. Ella pasaba largas temporadas en su tierra para evitar vivir con esa tensión que le produjo contracciones tempranas durante el embarazo, poniendo en riesgo la vida de su hija, y que posteriormente culminaría con la retirada de la leche, no pudiendo así amamantar a su pequeña".
Yo sí te creo, hermana, a no ser que seas pareja de un Guardia Civil. Entonces eres una puta mentirosa
LD: Tampoco las feministas ni los partidos que se autoproclaman feministas alzaron la voz contra la agresión y el acoso posterior que sufrieron ambas mujeres…
IF: Aquí vamos todas de muy feministas, pero resulta que apalean a dos mujeres y nadie dicen ni media palabra. Hay una frase que lo resume muy bien: "Yo sí te creo, hermana, a no ser que seas pareja de un Guardia Civil. Entonces eres una puta mentirosa". Esto es lo que estamos viviendo.
LD: Usted confiaba y confía en la Justicia, pero reconoce que, en parte, le decepcionó…
IF: Mi marido y mi hijo son guardias civiles, así que confío en la Justicia, pero sí que es verdad que yo esperaba que la sentencia dijera que sí había sido un acto de terrorismo. Dijeron que no y lo asumimos. Después, el Supremo les rebajó la pena, pero dos magistrados emitieron un voto particular, considerando que sí había sido una discriminación por ser guardias civiles. Por algo más que eso. El Guardia Civil representa al Estado y esa gente odia todo lo que tenga que ver con el Estado. Reconozco que no tenía tanta confianza en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pero recibo con alegría su determinación de no aceptar su recurso, porque ya no tienen a dónde más acudir.
LD: En el libro también denuncia la excarcelación de etarras que está llevando a cabo el Gobierno...
IF: Me parece lamentable, porque, para que los presos etarras salgan de la cárcel, tienen que cumplir una serie de requisitos, como pedir perdón y ayudar a la justicia a resolver los más de 400 asesinatos que quedan por resolver.
LD: De hecho, se acaban de filtrar ciertas conversaciones que demuestran un trato de favor a los terroristas...
IF: Me parece muy peligroso. Yo no conozco los pormenores, sólo lo que ha salido publicado, y me parece muy peligroso, porque esto es un juego que tarde o temprano se nos va a volver en contra y lo vamos a pagar. No sé por dónde va a salir, pero saldrá, sin duda alguna.
LD: Termina el libro diciendo que, a pesar de todo lo que han sufrido, "casi" no cambiaría nada...
IF: Obviamente le ahorraría todo el dolor a mi hijo, pero hemos vivido muchos momentos muy emotivos con muchísima gente que te ofrece su apoyo y su cariño, cantidad de asociaciones de veteranos… Fue impresionante. También la visita de Ortega Lara al salir del hospital. Nunca olvidaré la frase que le dijo a mi hijo aquel día: "Quería expresar mi agradecimiento, puesto que yo estoy vivo gracias a la Guardia Civil". Eso lo llevo en el corazón. Y lo mismo el reencuentro de Óscar con sus compañeros de promoción. Le hicieron un homenaje y le regalaron una bandera con la inscripción "Siempre a tu retaguardia", que lleva a gala a todos y cada uno de sus despachos. Fue emocionante.
"Siempre a tu retaguardia". Los que forman parte de la gran familia de la Guardia Civil saben bien que ese mensaje no es baladí. Da igual el tiempo, la distancia o que ni siquiera se conozcan. En el cuerpo, todos cuidan de todos. Precisamente por eso, Inma asegura a Libertad Digital que donará cada céntimo que gane con la venta de este libro a las tres asociaciones que la han ayudado en este tortuoso camino: las dos que se personaron como acusación popular en el juicio, COVITE y la AUGC, y la asociación de antiguos alumnos de colegios de la Guardia Civil que se hizo cargo de que la rehabilitación de Óscar fuese completa. Ella no quiere el dinero, porque su intención -insiste- nunca ha sido lucrarse, sino simple y llanamente que aquel que quiera saber la verdad, puede tenerla al alcance de su mano.
Si está interesado en adquirir un ejemplar de La noche que cambió mi vida, puede hacerlo a través de la página web de la editorial Samaruc.
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