La guerra entre separatistas está más viva que nunca. El discurso de Pere Aragonès para celebrar el primer año de mandato ha intensificado las hostilidades. Tanto el presidente de Junts per Catalunya (JxCat), Carles Puigdemont, como el secretario general de esa formación, el indultado Jordi Sànchez, no han dudado en arremeter de manera inclemente contra el presidente de la Generalidad, a quien reprochan "falta de liderazgo", que no haya logrado imponer el tema catalán en la mesa de Moncloa y que se permitiera hablar en nombre de los fugados, "exiliados" según la jerga separatista.
El primer elemento de discordia es que Aragonès rehusó citar a Artur Mas y Carles Puigdemont en su largo discurso en el Museo de Arte de Cataluña. Así lo ha destacado Jordi Sànchez, quien ha afirmado que "no fue elegante que hablara de Prat de la Riba, de Companys, Pujol y Maragall y no de Puigdemont". Según Sànchez, Mas y Puigdemont fueron quienes dieron un impulso al proceso independentista. En concreto, ha destacado que gracias a Puigdemont fue posible el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.
Sànchez también ha exigido explicaciones sobre los indultos, ya que Aragonès sugirió que las medidas de gracia habían formado parte de las negociaciones del Govern de la Generalidad con el Gobierno. "ERC debería dar explicaciones porque los de Lledoners (en alusión a la cárcel) no sabíamos que habíamos sido objeto de una negociación". De cara a la galería, los presos golpistas siempre rechazaron el indulto, aunque lo aceptaron sin reparos cuando les fue concedido.
La conclusión de Jordi Sànchez es que Aragonès carece de liderazgo, que no ha logrado imponer la "agenda catalana" al Gobierno y que no puede negociar en nombre de Puigdemont la situación de los que se escaparon de la acción de los tribunales. En esa línea ha insistido el propio Puigdemont, que ha recordado un artículo que escribió en octubre del año pasado en el que exigía a Aragonès que no negociara en su nombre la situación de los fugados. El actual presidente de la Generalidad pidió ayer al Gobierno de Pedro Sánchez que permita el regreso sin cargos de los escapados.
Así, el discurso con el que Aragonès aspiraba a "recoser" la unidad separatista se ha convertido en un arma arrojadiza en manos de los dirigentes de JxCat. El gobierno de coalición es una ficción con compartimentos estancos en los que los consejeros de JxCat van a su aire y no reconocen la autoridad de Aragonès, cada vez más cuestionado.