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El Gobierno salva la reforma laboral por un solo voto en medio del caos

El error de un diputado del PP, que votó de forma telemática, salva la norma tras el rechazo de los dos de UPN que se saltaron la disciplina.

El error de un diputado del PP, que votó de forma telemática, salva la norma tras el rechazo de los dos de UPN que se saltaron la disciplina.
Pedro Sánchez felicitando a Yolanda Díaz tras la confusión inicial | EFE

El Gobierno ha contenido la respiración hasta el último minuto y no era para menos porque la votación final de la reforma laboral ha llegado con sorpresa. Los dos diputados de UPN, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, se han saltado la disciplina de voto y han rechazado la norma pese a la orden dada por la dirección de su partido a través de Javier Esparza, encargado de negociar su apoyo. Ambos dijeron "no compartir" el texto desde primera hora de la jornada pero después dejaron entrever que acatarían la disciplina de partido.

Un rechazo que ha provocado momentos de confusión hasta para la propia presidenta del Congreso, Meritxel Batet, que al dar el resultado de las votaciones ha anunciado que la norma quedaba derogada, entre las caras de sorpresa y circunstancias de Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz. Finalmente, los servicios jurídicos le han informado de su error y ha tenido que rectificar y anunciar que el Real Decreto quedaba convalidado gracias al error telemático de un diputado del PP, Alberto Casero, que ha apoyado la norma pero dice haber votado en contra.

Después, la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, reclamaba la palabra invocando el artículo 72 del Reglamento de la Cámara: "Señora presidenta, con carácter previo a la votación se ha puesto de manifiesto a la mesa error informático...". Batet le interrumpía: "Precisamente porque la Mesa es conocedora y ha podido analizar lo que me va a plantear y es cuestión técnica de la Mesa, y decisión de la Mesa, y no tratamiento del Pleno, no le voy a dar la palabra", decía, provocando la indignación de la bancada popular que gritaba "tongo".

El Congreso por tanto ha convalidado el Real Decreto de la Reforma Laboral con una mayoría mínima, de apenas un voto, y atípica por no apoyarse en sus socios habituales. Lo han sacado adelante gracias a los 120 votos del PSOE, los 34 de Podemos sin Alberto Rodríguez, los 9 de Ciudadanos, los 4 del PDCAT, los 2 de Más País, 1 de Coalición Canaria, otro de Nueva Canaria, otro de Compromís, el diputado de Teruel Existe, el del PRC y uno del PP por error. En total, 175 votos favorables frente a 174 votos en contra.

El liderazgo de Yolanda, debilitado

Iba a ser el día de Yolanda Díaz, para bien y para mal. Después de amarrar un acuerdo con la patronal y los sindicatos, la vicepresidenta segunda no se imaginaba que ERC y Bildu le amargarían la jornada "estrella" con unos reproches que amenazan la viabilidad de su proyecto político personal.

Consciente del cambio, la ministra de Trabajo comenzaba su intervención entonando el mea culpa: "cuando hay consensos, son normas de un país. No lo he logrado. Sin embargo, al hablar con muchas de sus señorías no he conseguido hablar del contenido de la norma", decía Díaz con un tono de reproche hacia ERC.

La vicepresidenta segunda ha evitado en todo momento mencionar a la formación de Rufián pero las indirectas han sido constantes. Tras agradecer a todas las formaciones que han respaldado el Real Decreto, la ministra incluía al PNV: "porque sí han discutido de contenidos, sí han sido serios en este debate y han sido claros. Al PNV le doy las gracias".

La soledad de Yolanda Diaz era evidente. Hasta por la tarde no han aparecido por el Congreso sus compañeras de filas, Irene Montero y Ione Belarra, que han dejado sola a su vicepresidenta a la hora de presentar su medida estrella. Tampoco los socialistas se esmeraron mucho. Sánchez estuvo a primera hora pero se fue pronto. En cambio, Félix Bolaños estuvo rondando por el hemiciclo y su antigua enemiga dentro del Gobierno, Nadia Calviño, se mantuvo a su vera durante la mayor parte del debate.

La mayoría Frankenstein se rompe

El discurso de Yolanda Díaz y su silencio deliberado sobre ERC, centro de sus atenciones durante la negociación de la reforma laboral, ya anticipaban lo que después escenificaría el propio Gabriel Rufián con su dura intervención: la ruptura de la mayoría de gobierno Frankenstein que aupó a Pedro Sánchez a La Moncloa y que por primera vez ha votado dividida.

"Si tú le vendes a alguien una moto y acaba siendo una bici y le dices no, mira, es que al menos tiene ruedas, le estás mintiendo y encima le estás intentando estafar", decía el portavoz de ERC, embistiendo contra la líder de Unidas Podemos que vendió esta ley como una derogación de la reforma aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy y ha sido calificada por el propio PP como un "mero maquillaje".

El portavoz de ERC reprochaba a la vicepresidenta haber traído al Congreso un texto que "habría negociado, firmado y votado Albert Rivera de haber sido vicepresidente". Si te dicen que te tiene que gustar la misma reforma laboral que le gusta a la CEOE, a la FAES, al Banco Santander y a Cs ¿quién se equivoca? ¿tú o ellos?", insistía en su turno de intervención, aunque ha dejado un resquicio para recomponer la mayoría de izquierdas consciente de "cuál es la alternativa", ha dicho. "Algunos creen que hoy se acaba el mundo, no se acaba. Mañana tendremos que seguir hablando", afirmaba.

También Bildu y el PNV, a pesar de la dureza en su mensaje, intentaban hacer un llamamiento a reconstruir puentes tras la votación. Oskar Matute enviaba, incluso, un mensaje a quienes puedan estar "preocupados" por el acceso al poder "de las extremas derechas". "No pasarán", decía Matute empleando el lema republicano contra el bando franquista en Madrid durante la Guerra Civil española. Aitor Esteban, mucho más comedido, agradecía a Díaz su esfuerzo por dialogar, como previamente había hecho ella en su discurso, a pesar de votar en contra.

Ciudadanos, nuevo socio

La portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, subía a la tribuna pese a su avanzado estado de gestación para respaldar la norma, aunque ha dejado que su formación no comparte algunas medidas como la ultra actividad. "Es un día importante para España porque, por primera vez en mucho tiempo, los que suelen ganar en el mercadeo político del Congreso hoy pierden. Hoy pierde Bildu, hoy pierde ERC y los que querían hacer un país peor para la contratación laboral.

La portavoz naranja también ha recordado cuando Adriana Lastra firmó en un documento a Eh Bildu que se comprometían a derogar la reforma laboral: "este tipo de cosas generaba incertidumbre e inseguridad jurídica", decía mientras blandía el informe. "Es una norma se parece muy poco a lo que prometía Sánchez y lo que prometía Podemos y entierra muchas de las soflamas que había hecho la izquierda respecto a la normativa laboral", sentenciaba Arrimadas.

PP y Vox constatan la debilidad de Yolanda Díaz

La imagen de Yolanda Díaz se ha visto muy perjudicada, como evidencian la cascada de ataques que ha sufrido durante el debate precisamente cuando más eco mediático tenía. Las intervenciones de la oposición de PP y Vox, han constatado su "fracaso" en traer una reforma radical de tintes comunistas que se ha visto rebajada en sus expectativas por las presiones de Bruselas.

"La he notado muy poco segura de sí misma cuando suele ser una mujer muy segura, cosa que me parece normal porque sabe que ha traicionado a los suyos. Usted llegó aquí como la líder de los piquetes y hoy para todos ellos está al frente de la troika", decía la portavoz parlamentaria de los populares, Cuca Gamarra, metiendo el dedo en la herida ante una Yolanda Díaz que comenzaba el debate sola en su escaño y lo terminaba acompañada de Nadia Calviño, su gran enemiga en esta batalla.

Vox dejaba la intervención de su grupo en manos del diputado Juanjo Aizcorbe que reprochaba al Gobierno "reforzar el papel" de los sindicatos con esta reforma, en perjuicio de las empresas y los trabajadores. "Esta reforma vela únicamente por los intereses de los sindicatos de clase y el Ibex-35", decía, reprochando al Gobierno olvidarse de los trabajadores, las pymes y los autónomos.

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