Son dos partidos distintos pero, cada vez más, Bildu, ERC y BNG actúan como si fuesen una sola formación con comunicados, preguntas parlamentarias o ruedas de prensa conjuntas. Este jueves volvieron a salir para lanzar un ultimátum al Gobierno: o toca la reforma laboral o la tumbarán. Los separatistas creen que se queda corta porque "no constituye la derogación de la Reforma Laboral del 2012" y piden que se tramite como Proyecto de Ley para poder introducir cambios.
Bildu ya estaba en contra, incluso había anunciado movilizaciones contra la norma de Yolanda Díaz. El BNG también estaba por el "no". La novedad es la postura de ERC que lanza su ultimátum justo cuando la ministra de Trabajo estaba de gira en Barcelona tratando de convencer a las bases sindicales de las bondades de la reforma. Ayer, cenó con Roger Torrent. Hoy, de postre tenía la respuesta de ERC poniéndose más dura que nunca.
Los cambios que proponen los separatistas son de calado y supondrían que la patronal podría salirse del acuerdo. En el Ejecutivo no plantean cambiar el texto acordado con los agentes sociales y piden que se respete el "pacto" entre la patronal, los sindicatos y el Gobierno.
El presidente del Gobierno, en un acto con jubilados, pedía a "al poder legislativo, a los grupos parlamentarios, que convaliden una buena reforma laboral para nuestros trabajadores y trabajadoras y, en especial, para nuestra gente joven". El jefe del Ejecutivo evitaba hablar de colores o bloques ideológicos.
Sánchez añadía que la nueva normativa pretender atajar "la precariedad" y recordaba que un tercio de los contratos tienen una duración menor a cinco días: "¿Con esos contratos cómo los jóvenes van a poder hacer una previsión de vida?¿Cómo se van a poder emancipar?"
Ciudadanos se ofrece
Ciudadanos vuelve a ofrecerse al Gobierno. El martes, Edmundo Bal y Félix Bolaños ya tuvieron una reunión de 10 minutos en el hemiciclo en la que los naranjas se ofrecieron "sin condiciones" al Ejecutivo e incluso anunciaron su disposición a que se tramite como Real Decreto para evitar que los socios habituales puedan introducir cambios.
"Hemos asistido un nuevo chantaje del Frente Unido", decía el portavoz parlamentario Edmundo Bal. "Ciudadanos no se va a quedar de brazos cruzados" y "deseo que les salga el tiro por la culata", añadía antes de asegurar que esta no es la Reforma Laboral de su partido pero que apoyan "el acuerdo entre empresarios y trabajadores".
El posible pacto con Ciudadanos tiene una gran detractora: Yolanda Díaz y Podemos. Este miércoles se pasaba por los micrófonos de la SER donde aseguraba que "los números no dan", advertía que "ella sabía contar" porque, si entra Ciudadanos, se caen "otros partidos".
Los números de Bolaños
Pero al sector socialista los números sí le dan y podrían tener un plan B, alternativo, que activarían el miércoles por la tarde, cuando se compruebe que la alternativa negociadora de Yolanda Díaz ha fracasado debido al campo limitado de no modificar el texto.
Los socialistas saben que además de los 9 escaños naranjas podrían tener asegurado el voto afirmativo de los dos nacionalistas canarios, del PRC de Revilla, Teruel Existe, dos de Navarra Suma y los cuatro escaños del PDeCAT escindidos de Junts. En total, un conglomerado de posible 19 votos afirmativos que suman más que todo el grupo de ERC, Bildu y BNG
El portavoz parlamentario, Héctor Gómez, se ha encargado de ir sondeando a los grupos con diversas llamadas. Félix Bolaños ha tenido encuentros discretos con algunos de ellos, como Ciudadanos, y sólo espera la orden de La Moncloa para realizar las últimas llamadas el miércoles por la tarde o el jueves por la mañana. Sólo esperan que Yolanda Díaz saque la bandera blanca y pida auxilio.