El Tribunal de Estrasburgo ha tumbado de manera definitiva las pretensiones de los proetarras de convertir la agresión a los guardias civiles de Alsasua en una simple pelea de bar. "Finalmente, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos NO admite a trámite nuestra demanda", ha informado a través de su cuenta de Twitter Iñaki Abad, uno de los condenados que habían decidido recurrir a esta última instancia judicial alegando "falta de imparcialidad, ausencia de un juicio justo y desproporción de las penas" a las que fueron condenados en España.
Nada más conocer la noticia, la madre del teniente Óscar Arenas ha mostrado su satisfacción ante un fallo que cierra un caso que los proetarras han intentado manipular desde el principio con la ayuda de la televisión pública vasca, que incluso emitió una serie que blanqueaba a los agresores.
"Estoy feliz porque sus mentiras ya no cuelan y porque aún me queda un poquito de fe en la Justicia", asegura a Libertad Digital Inmaculada Fuentes, que celebra que esta decisión "cierra el ciclo, porque era el último estamento al que acudir". Así, queda demostrado, insiste, que "ha sido un juicio justo, que les pusieron unas penas proporcionadas y que la Justicia funciona".
La condena de la Justicia española
Tras recurrir al Tribunal Supremo, éste les absolvió del delito de terrorismo que solicitaba la Fiscalía, pero los 8 detenidos fueron condenados a penas de entre 1 y 9 años de prisión por delitos de atentado a agentes de la autoridad, lesiones, desórdenes públicos y/o amenazas.
En la madrugada del 15 de octubre de 2016, los agentes fueron reconocidos como miembros de la Benemérita mientras tomaban algo en el bar Koxka de Alsasua. "Os vamos a matar por ser guardias civiles", les llegaron a decir. Tras las amenazas, llegaron los golpes. Un grupo de 25 personas se ensañó con ellos y sus parejas, propinándoles todo tipo de puñetazos y patadas en la cabeza.
La brutal agresión
Como consecuencia de la brutal paliza, el teniente Óscar Arenas sufrió numerosas contusiones y tuvo que ser operado por rotura de tibia y peroné. El parte médico del sargento Ángel Cano reflejó policontusiones, hematomas y contracturas musculares por todo el cuerpo.
Sus respectivas novias intentaron frenar la agresión y también recibieron numerosos golpes. La pareja del sargento sufrió una contractura paravertebral, varios hematomas y tuvo que recibir tratamiento psicológico. La otra joven sufrió "dolor osteomuscular en zona dorsal y abdomen, tendinitis en hombro izquierdo y un cuadro de ansiedad importante". Además, también precisó de ayuda psicológica y llegó a marcharse de Alsasua, donde residía desde que tenía tres años.
La sentencia demostró, además, que varios de los condenados estaban "implicados activamente" en el movimiento Ospa Mugimendua de Alsasua, que busca expulsar de la localidad a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.