Las elecciones en Castilla y León del próximo 13 de febrero darán el pistoletazo de salida a un año electoral que culminará con la convocatoria de elecciones generales en 2023, salvo sorpresa. Pablo Casado aspira a que esta comunidad y Andalucía se conviertan en la catapulta definitiva que le permita llegar a La Moncloa, eclipsando su conflicto con Isabel Díaz Ayuso.
La pretensión del líder del PP es llegar a las generales inmaculado ante cualquier tipo de acuerdo con Vox. Casado viene tiempo advirtiendo de que "gobernará en solitario" y, para conseguirlo, en el cuartel general del partido consideran que toda posible coalición con los de Abascal empañaría esa ambición y daría artillería a Pedro Sánchez para agitar el miedo a la "ultraderecha".
Una línea que ha trazado con claridad el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, durante la clausura del Comité Ejecutivo del PP en la comunidad, al advertir a Vox de que pretende "gobernar en solitario": "Tenemos que decidir sanchismo o futuro. O concentramos el voto en el PP o Castilla y León será pasto del sanchismo", ha dicho, apelando a la movilización para "frenar el asedio de Sánchez".
"Alejar a Sánchez de esta tierra"
"Quiero pediros ese trabajo, ese esfuerzo, esa labor, para conseguir una mayoría amplia que no necesite de ningún tipo de coalición, que nos permita gobernar en solitario y que, de una vez por todas, nos permita alejar el sanchismo de esta tierra", ha insistido, emulando a la presidenta de Madrid, que planteó su contienda electoral como un cara a cara contra Pedro Sánchez y las políticas de su gobierno.
Consciente de la importancia de estos comicios, el propio Mañueco los ha definido como "una primera vuelta de las generales" y ha apelado a la movilización de todos los cargos, afiliados, simpatizantes y votantes del PP para "no confiarse en las encuestas" que le dan una mayoría muy holgada, rozando casi la absoluta, aunque con la necesidad de apoyarse en Vox para la investidura.
Vox y el ejemplo de Madrid
Los de Abascal ya han advertido al PP en varias ocasiones de que no piensan regalar sus votos a cambio de nada pero podrían verse en la tesitura de tener que decidir si repiten la fórmula de Madrid, cuando cedieron sus votos para la investidura y, ahora, facilitan con su abstención o con su apoyo la acción de gobierno de Ayuso, que suma más escaños que toda la izquierda junta.
Esa es la pretensión de Mañueco, que tomando de ejemplo a la presidenta madrileña, ha prometido aplicar las mismas políticas de bajada de impuestos en Castilla y León para favorecer la natalidad, a los ganaderos y agricultores, a los cazadores, los empresarios o los autónomos. Siguiendo también la estela de Madrid, el presidente de Castilla y León renuncia a aplicar cualquier tipo de restricciones para hacer frente al covid, apostando en su lugar por reforzar la vacunación y la atención sanitaria.
Cs, indignado: "CyL no es un trampolín"
En contra de la tesis defendida por Mañueco, el candidato de Cs, Francisco Igea, elegido sin necesidad de celebrar primarias, ha advertido de que las próximas elecciones son de carácter autonómico, no nacional. "Aquí no se presentan Casado ni Sánchez", ha dicho, rechazado las declaraciones del que fuera su compañero de gobierno que plantea los comicios como una batalla contra el Gobierno nacional.
"Castilla y León no es un trampolín para nadie", insistía Igea en referencia a Casado, mostrando su indignación por una convocatoria que podría dejar a su partido fuera del Parlamento autonómico o con apenas un procurador, según todas las encuetas. El candidato de Cs ha insistido en arremeter contra Mañueco calificándole de "triste personaje" y culpándole por un adelanto con el que sigue mostrando su desacuerdo.