La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, ha amenazado desde su escaño en el Congreso a Vox con que "si llegasen a gobernar, tendrían huelgas y movilizaciones masivas". En un intento por desmontar el discurso del partido de Abascal, que busca disputarle el voto obrero a la izquierda, Díaz ha exhibido, muy enojada, el programa de Vox del año 2019 para acusarles de querer acabar con los derechos de los trabajadores.
Cuando las encuestas recogen que el llamado ‘efecto Yolanda Díaz’ no termina de cuajar lo suficiente como para frenar la sangría de votos que viene sufriendo Podemos desde antes, incluso, de llegar al gobierno, la vicepresidenta ha entrado de lleno a confrontar con Vox para presentarse como la verdadera defensora de las clases medias, ante los reproches que le hacía Macarena Olona, que llegaba a afearle su actitud "aburrida", reclamándole tener "un poco de decoro y decencia" ante el sufrimiento de los españoles por la crisis económica.
La secretaria general de Vox le afeaba "estar dedicada a una campaña de autobombo" concediendo entrevistas en las que alardea de "plancharse el pelo", mientras deja abandonados a los trabajadores o limita su derecho a huelga en Cádiz o Castellón. "Con este Gobierno el derecho de huelga únicamente se reconoce a los juguetes", criticaba Olona.
"Donde hay papeles, las barbas se callan", comenzaba diciendo la vicepresidenta en su respuesta al tiempo que mostraba desde su escaño el programa de Vox del año 2019, ya obsoleto y que ha sido reformado dos veces, para advertir, primero, que "jamás van a gobernar en este país" y añadir, después, que "si llegasen a gobernar, tendrían huelgas y movilizaciones masivas".
Enfrentamiento en pleno ascenso de Vox
La líder de Podemos acusaba a Vox de querer acabar con los piquetes, recortar las pensiones, acabar con la ultra actividad de los convenios o reducir la indemnización por despido, en base a la memoria económica del programa con el que el partido de Abascal concurrió a las elecciones de abril de 2019.
Ese documento, de marcado carácter liberal, quedó después enmendado cuando Vox dio un giro en su estrategia y abandonó el liberalismo para asemejarse a sus homólogos conservadores en Europa o América, situando como referentes a Viktor Orban en Hungría o Marine Le Pen en Francia.
A pesar de ello, ha servido a Yolanda Díaz para entrar de lleno en la disputa por el voto obrero, especialmente después de lo ocurrido con la huelga en Cádiz y cuando los sondeos recogen una subida del partido de Abascal, propiciada también por la caída que sufre el PP en plena crisis interna.