Si hay una doctrina que impera en el Gobierno a la hora de renovar los órganos constitucionales, esa es la futbolística. Como si fuesen Diego Simeone, en el Ejecutivo afrontan el "partido a partido". Después de repartirse con el PP el Tribunal Constitucional y el Tribunal de Cuentas, ahora esperan que llegue el momento del Consejo General del Poder Judicial.
"Paso corto y vamos viendo", cuenta una fuente próxima a Félix Bolaños, el ministro que negoció con Teodoro García Egea. La cautela es una de las señas de identidad del entorno de Presidencia. No quieren presionar al PP ni tampoco aceptan filtraciones, como ya sucedió con anterioridad. Esperen a que su rival se siente a la mesa y comience un intercambio de nombres.
El "modus operandi" esperan que sea el mismo. Bolaños y el secretario general del PP negociando. El ministro de Presidencia ha ganado enteros, no sólo en el Gobierno, también en el PSOE. Ya está en la Ejecutiva y cuenta con el pleno respaldo del presidente del Gobierno.
"Arnaldo es cosa del PP"
En el Gobierno y en el PSOE son conscientes del desgaste que les ha producido entre sus simpatizantes el "escándalo Arnaldo", algunos diputados son claros: "No nos hemos tragado este sapo para nada". Creen que haber aceptado un nombre tan controvertido tiene como finalidad la renovación del Gobierno de los jueces. Otros afirman que cuando conocieron el listado esperaban que la polémica se situase en torno a Concepción Espejel.
"Arnaldo es cosa del PP", afirman desde el Gobierno dando a entender que ellos no vetaron ningún nombre. En el Ejecutivo tratan de marcar distancias y recuerdan que su designación surge del acuerdo con el Partido Popular. Más o menos la misma doctrina que imparten en Ferraz. "A nosotros nos ponen ese nombre", dice una fuente próxima a la dirección del Partido Socialista.
Algunos diputados creen que el PP, después de esta polémica, ya no puede mantener el discurso de que los jueces tienen que ser elegidos por los jueces. Durante varios meses, el argumento de Pablo Casado para no renovar el CGPJ fue que no existía una ley que garantizase la independencia judicial. El Gobierno se negó a hacerla e incluso amagó con una reforma unilateral, que levantó una polvareda con advertencias que llegaron desde Bruselas, las asociaciones de jueces y el CGPJ.
Ahora, en Ferraz mantienen otro tono y su discurso es diferente: "nosotros somos el partido que consensua". Será su lema de cara a la renovación del CGPJ y la explicación para cuadros y afiliados si alguien les recuerda el nombre de Arnaldo.