El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, ha declarado en el programa La Pizarra –que se emite en Youtube desde Argentina– que, al contrario de lo que dice "la ultraderecha", no es ningún "ligón", sino un "monje de clausura" que cumple "a rajatabla" el sexto mandamiento.
En el masaje virtual de Alfredo Serrano Mancilla, Iglesias declara: "A mí siempre la ultraderecha me ha atribuido ser como muy ligón, ¡pero si soy un monje de clausura! ¡Qué enorme injusticia!". "Con la cantidad de golfos –continúa el exvicepresidente de Sánchez– que hay por ahí, que yo conozco con nombres y apellidos, en mi partido y en otros partidos, que a mí se me haya construido ese mito siempre me ha hecho gracia".
Iglesias cuenta que continúa su relación con la ministra de Igualdad, Irene Montero, que tienen "muy repartidas las tareas domésticas" y que lo que más detesta es "recoger los juguetes de mis hijos": "Es una tarea muy poco duradera. Es estar recogiendo y, mientras estás recogiendo, los están tirando otra vez. Es ir detrás de ellos todo el rato y eso me desespera".
Por otro lado, el tertuliano de la SER señala que hay una parte de la derecha que le quiere aniquilar: "Era una evidencia que yo, después de haber conseguido cosas enormemente importantes, era ya una figura respecto a la cual la derecha había construido un chivo expiatorio y que contribuye, además, a despertar lo peor de las bajas pasiones electorales. Ahora hay mujeres que operan de forma más coral".
"La derecha me tiene odio", insiste Iglesias, "un odio que, si se pudiera traducir en el extremismo físico, se traduciría en eso. Es odio en sí mismo, sin matices. Eso tiene mucho que ver con que yo sigo muy activo en un campo político fundamental: el mediático y cultural, que es tan importante como el institucional o de los movimientos sociales".