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La "fiesta" separatista del 1-O: soflamas, manifestaciones menores y barricadas de fuego

Menos de mil individuos se manifiestan por el centro de Barcelona convocados por los Comités de Defensa de la República.

Menos de mil individuos se manifiestan por el centro de Barcelona convocados por los Comités de Defensa de la República.
Queman contenedores en plaza Urquinaona de Barcelona en la manifestación del 1-O | Europa Press

El separatismo callejero se desinfla, pierde fuelle y ya no es la maquinaria de masas que controlaban a su antojo la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. La división de los partidos independentistas tiene reflejo en las dificultades para movilizar a las bases. Menos de un centenar de personas acudieron a la protesta contra el Rey en la inauguración del Salón del Automóvil el pasado jueves. Y menos de mil individuos han desfilado este viernes por la noche por las calles de Barcelona convocados por los Comités de Defensa de la República (CDR).

Como es ya tradición, la manifestación ha pasado por la Jefatura Superior de la Policía Nacional en Cataluña, un edificio del que los partidos separatistas exigen el traspaso en todas las negociaciones con el Gobierno. Lo quieren convertir en una especie de museo de los horrores del franquismo y la Transición. Pero hasta que eso suceda, la Jefatura es el punto de encuentro de los separatistas más radicales. Allí han lanzado bolsas de basura y otros objetos contra la línea policial de los Mossos d'Esquadra, que tienen órdenes estrictas de no actuar salvo catástrofe absoluta.

Tras esa parada, se han dirigido hacia la plaza de Urquinaona, otro de los emblemas del separatismo, lugar en el que tuvo lugar una de los ataques más salvajes contra la Policía Nacional tras la publicación de la sentencia por el golpe de Estado. Por el camino han ido cruzando contenedores y pegándoles fuego. Era el colofón al cuarto aniversario del referéndum ilegal del 1-O.

Durante todo el día los principales líderes separatistas han ido calentando el ambiente. El presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, ha reivindicado el "legado" del 1-O y ha prometido que otro referéndum "es inevitable". Carles Puigdemont ha emitido un mensaje en la misma línea y con graves acusaciones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. También Quim Torra. Nada nuevo.

Los grupos separatistas han organizado además una fiesta en el pequeño municipio francés de Illa, donde hicieron parada las urnas del 1-O antes de su entrada en España. Henchidos de ardor republicano, Jordi Cuixart, Elisenda Paluzie y Carles Puigdemont (en un mensaje de vídeo) han cargado contra la mesa de diálogo y se han juramentado para volver a intentar la asonada.

Horas después y en Barcelona, los CDR jugaban al gato y al ratón con los Mossos d'Esquadra. Los agentes trataban de dispersar a los manifestantes violentos sin emplear la fuerza. Nuevos episodios de violencia. Contenedores en llamas, calles cortadas, lanzamiento de objetos y carreras. Era el fin de fiesta del cuarto aniversario del 1-O, otra noche de disturbios en el centro de la ciudad sin que los partidos independentistas condenaran los actos vandálicos de los CDR.

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