
La nueva batalla en la izquierda de la órbita de Podemos tiene nombre de mujer. No uno, sino varios. De un lado, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, quien este jueves amenazó con dar un paso atrás y renunciar a liderar una candidatura de unidad de la izquierda por la presión de "las mujeres" de Podemos y sus "egos". En una entrevista en la cadena SER, Díaz lanzó un claro aviso a navegantes al asegurar que "estoy rodeada de egos" y amenazar con renunciar a liderar la candidatura de unidad de la izquierda alternativa al PSOE si no se asume la apertura total del partido.
"No se trata de una suma de partidos ni suma de egos. He demostrado que nunca me he peleado ni lo voy a hacer pero como suceda esto o haya ruido, es probable que yo me vaya". Y añadió ser consciente del "malestar" que pueda generar su intención de sumar a todas las fuerzas posibles pero "yo no creo en individualidades. No es un proyecto de partidos ni de Yolanda Díaz. Creo que la política española está concentrada en torno a muchas masculinidades, aunque sean mujeres las que los lideran. No me van a tener ahí".
¿A qué mujeres se refiere? Según fuentes consultadas por Libertad Digital, las aludidas son otras dos miembros de la cuota morada del Ejecutivo de coalición: la ministra de Igualdad, Irene Montero, y la de Asuntos Sociales, Ione Belarra, cuya aspiración es bloquear la entrada de la formación de Íñigo Errejón, Mas País, en la candidatura unitaria, y hacer valer la hegemonía de la marca Podemos en esa futura suma de siglas. "No queremos una nueva Manuela Carmena", ahora a nivel nacional.
Enfrente de Montero y Belarra, se sitúa Díaz con otras dos aliadas femeninas: Ada Colau y Mónica Oltra, ambas conocidas por sus fricciones con el exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, y ambas protagonistas en las últimas semanas de informaciones e instantáneas que rubricaban su alianza estratégica. "La foto en la charca de patos contra la ampliación del Prat poco tenía que ver con el medio ambiente sino con el futuro de Podemos", explican fuentes gubernamentales a este periódico.
La convicción de Díaz es la de empoderar a las confluencias y mareas con las que Podemos dio la campanada en 2015 y orillar a la denostada marca morada que sólo acumula un desgaste creciente desde hace años y no consigue remontar del 10% de voto en los sondeos. Y a su determinación de diluir a Podemos se le suma su convicción e información de que "Errejón arrastra consigo a Compromís y Equo" a una candidatura en la que estarán también los comunes, IU y el PC.
Errejón como la semilla de la discordia pero, esta vez, él es el ariete y no quien lo empuña. Díaz lleva la iniciativa del frente femenino de la unidad junto a Colau y Oltra y "las hermanas" Montero y Belarra intentan salvar los restos de la formación que no pudo ser lo que se propuso. Una guerra de "egos" femeninos como herencia del partido del macho alfa Iglesias, quien lo abandonó designando a dedo a Yolanda Díaz "como castigo" a Belarra y Montero. Dicen las malas lenguas que su elección, tras comunicar su retirada de la política después de las elecciones en Madrid, se hizo para cegar la "operación primera dama", la aspiración de Irene Montero de liderar el partido, ajena a que la salida de su pareja la arrastraba en su desgaste. La contrapartida del movimiento final de Iglesias sumió a Yolanda Díaz en un gran malestar y frustración por lo que consideró un ejercicio de machismo que tuvo que encajar en silencio, pero que ahora transforma en su propia operación a escala nacional. Ella es el nuevo macho alfa.
La dimisión de Noelia Vera
En el marco de este Podemos desdibujado, este jueves por la tarde dimitió la número dos de Irene Montero en el Ministerio de Igualdad, Noelia Vera, abandonando todos sus cargos: el escaño en el Congreso, la Secretaría de Estado de Igualdad y su puesto como número tres en el Consejo Ciudadano de Podemos. Fuentes de Podemos lo atribuyen a una cuestión de salud por su estado de gestación. Pero su salida genera suspicacias y poca confianza en el futuro del núcleo duro de Podemos, conscientes de que el futuro no está ya en sus manos.