Este fin de semana el Partido Comunista de España (PCE) ha celebrado su fiesta del centenario más presente que nunca en el día a día de los españoles, ya que algunos de sus miembros más destacados ocupan cargos importantes en el seno de la soberanía nacional y también en el Gobierno de España, como Yolanda Díaz, ministra de Trabajo o Enrique Santiago, secretario general del PCE y portavoz de IU en el Congreso.
Este último, durante la fiesta celebrada por el PCE este fin de semana, proclamaba a su partido orgulloso hijo de "todas las revoluciones del siglo XX. La revolución mexicana de Zapata y Villa. De la gran revolución de octubre de Rusia, de la revolución socialista china, de la revolución cubana de Fidel y Ché, y hemos sido los mayores defensores de los procesos democráticos del Chile de Ayende, de la Venezuela bolivariana, de la plurinacional Bolivia, y de tantos pueblos con los que compartimos los anhelos de felicidad y de justicia social".
Se le olvidaba la revolución de los jemeres rojos en Camboya o la de la dinastía de los Kim en Corea. La primera exterminó a un cuarto de su población en apenas cuatro años y la segunda mantiene en la miseria y la opresión a los coreanos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Pero, en definitiva, Enrique Santiago proclamaba a los cuatro vientos que él y sus seguidores, así como los que allí aplaudían, como la ministra Díaz, eran herederos de algunos de los regímenes más salvajes que ha dado la humanidad. El comunismo que ha acabado con la vida de 100 millones de personas en todo el mundo y ha segado las libertades de todo aquel que ha vivido bajo su yugo, tal y como ha reflejado en sus libros Memoria del Comunismo (La Esfera 2018) y La Vuelta del Comunismo (Planeta 2020), el director de Es la Mañana de Federico, Federico Jiménez Losantos, que ha cosechado este fin de semana un gran éxito en la Feria del Libro de Madrid donde ha firmado varios centenares de ejemplares.
La "firmeza militante" de Iglesias
Otro de los que pasaba por ese cónclave promotor de dictaduras, Pablo Iglesias, aprovechaba sus minutos de micrófono para reclamar "firmeza militante" para poder ocupar todos los espacios donde se juega el poder, tal y como ha hecho históricamente el movimiento comunista y vaticinaba que si el PSOE quiere seguir ocupando el Gobierno tendrá que pactar con Unidas Podemos y EH-Bildu.
Iglesias, que ya no goza de tantos minutos de atención por parte de los medios de comunicación como cuando lideraba Podemos o cuando accedió a la vicepresidencia del Gobierno, desdeñó la protesta de un grupo de jóvenes que intentó boicotear su intervención al grito de "dónde está el cambio, dónde está el progreso" y mostraba carteles de "acción antifascista". Como es natural en cualquier cónclave comunista, los críticos con Iglesias fueron rápidamente silenciados, expulsados y estigmatizados por Iglesias: "Sólo quieren titulares de la prensa de ultraderecha".
El PSOE y los pactos
En clave de actualidad, Iglesias consideraba que el PSOE ya no tiene con quién acordar un pacto de Gobierno, al margen de la coalición, porque ya no existe Ciudadanos como fuerza política para darle una alternativa diferente.
Ha recordado cuando se negociaban los presupuestos del 2020, Unidas Podemos apostó por contar con el apoyo de EH Bildu y Esquerra Republicana de Cataluña en lugar de con el de Ciudadanos.
"Nos pusimos a correr y ganamos esa carrera. Ya sabía que mi cabeza acabaría expuesta en una pica. Pero no pasa nada, ahora tenemos una compañera que puede elevar a nuestro espacio político a resultados muchos mejores", ha dicho Iglesias en referencia a la ministra de Trabajo, mensaje que ha sido recogido con un fuerte aplauso.
El exvicepresidente ha advertido de que en España puede haber una involución democrática porque la derecha, "que tienen a la ultraderecha dentro", "reivindica el mas rancio patrioterismo español" y "siempre ha considerado que el estado era su cortijo".