Es una evidencia incontestable que el Gobierno ha decidido dejar sola a su exministra de Exteriores, Arantxa González Laya, responsabilizándola en exclusiva de la decisión de acoger al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, a España, con el objetivo final de poner un cortafuegos en torno al presidente, Pedro Sánchez, y exculpar a la Moncloa de dar el visto bueno a una acogida de dudosa legalidad.
"La decisión fue de Laya, ella era la ministra", dicen fuentes de Moncloa consultadas por Libertad Digital que exoneran de culpa y de información al núcleo de poder del Gobierno, e incluso, al exjefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, que arrastraría a Pedro Sánchez en su responsabilidad. "Ni Moncloa, ni Redondo ni Calvo tuvieron información hasta que salió en los medios. No estuvo en la mesa del gabinete ni del presidente".
Las citadas fuentes niegan que la línea de defensa de Laya ante el juez de instrucción de Zaragoza vaya a ser acogerse al secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros porque "no se trató nunca en el Consejo de Ministros". Niegan también los actuales inquilinos de la Moncloa que haya habido conversaciones con la exministra al respecto para diseñar su línea de defensa y que no dispare hacia arriba en el escalafón presidencial.
Y también rechazan que haya preocupación al respecto. "Lo lógico es que se archive. No hay nada". Lo que no hay, deslizan otras fuentes, es prueba documental alguna porque las tradicionales comunicaciones entre Ministerios, o entre los gabinetes y Defensa y Moncloa son por escrito, vía mail o fax, y en este caso "sólo aparece una llamada en el registro". Es evidente que la intención fue dejar en "la opacidad" una "conversación informal que tuvo que producirse" y que niegan tajantemente en el actual Gobierno.
Sin embargo, la negativa se da de bruces con la lógica de los hechos dado que fuentes de Interior ya informaron a Libertad Digital de que el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, había advertido a Moncloa del enorme error de acoger a Ghali, según la decisión de Laya, y que traería consecuencias.
¿A quién advirtió Marlaska? ¿Ante quién elevó sus temores? Moncloa niega conversación alguna con Interior a este respecto pese a que el departamento de Marlaska sí le involucraba en las conversaciones. Algunos apuntan a Iván Redondo, lo cual rechazan, según fuentes gubernamentales: "No es de recibo que algunos intenten culpar a Redondo de todos los males aprovechándose de que es el ángel caído".
En el entorno más cercano al presidente Sánchez, se abre incluso una sutil fisura para evadir la responsabilidad apuntando a la responsable de la coordinación ministerial, la vicepresidenta y ministra de la Presidencia, Carmen Calvo: "Es verosímil. Calvo era la responsable de la coordinación del Gobierno y su inacción dejó mucho que desear" por la debilidad física en la que se encontró tras padecer la covid: "Hubo un antes y un después en Calvo".
Eslabón débil de la cadena de mando en quien —al margen de Laya—, algunos se apoyan para exculpar al presidente. Pero siempre en la confianza de que "esto no va a llegar a ningún lado". Primero porque "¿cuál sería el delito?"; y segundo porque "no se puede demostrar". Sin pruebas documentales, el Ejecutivo confía en que se zanje la cuestión en los tribunales el próximo 4 de octubre mientras defienden desde las sombras los "espacios de opacidad que tiene todo Estado de derecho para defender su capacidad estratégica" en el plano internacional.