El secretario general de Junts per Catalunya (JxCat), Jordi Sànchez, ha atribuido a la Moncloa el veto a su figura y a la de Jordi Turull, otro indultado, y Miriam Nogueras, la portavoz del partido posconvergente en el Congreso. El dirigente separatista ha tratado de salvaguardar la estabilidad del Govern y ha declarado que no peligra ni la figura de Aragonès ni la continuidad del ejecutivo catalán.
La táctica de JxCat es culpar a Moncloa y aducir que su delegación es la de mayor nivel político posible. Para Sànchez la mesa no es una cuestión de gobiernos y ha puesto como ejemplo repetidamente que en la reunión precedente, celebrada en febrero de 2020 hubo miembros del partido que no eran consejeros.
Sánchez también ha declarado que no se plantean de ningún modo cambiar la composición de su comitiva y que no son ellos quienes dejarán una silla vacía en la mesa de diálogo sino que "no nos dejan entrar". Además ha apuntado que sería una mala táctica aceptar un veto que en todo momento atribuyó al Gobierno, a pesar de la claridad con la que se ha expresado este mediodía el presidente de la Generalidad, Pere Aragonès.
El dirigente republicano ha asumido como propia la decisión de impedir que Sànchez, Turull y Nogueras formaran parte de la delegación separatista y ha insistido en la tesis de que la reunión se había planteado en términos de Gobierno a Govern. Sànchez no ha querido atacar directamente al presidente de la Generalidad y ha alegado que en el acuerdo para formar el ejecutivo autonómico no estaba escrito que los representantes tuvieran que ser miembros del Govern, sino que debían ser aprobados por el Govern. Además, ha negado que hubiera un acuerdo verbal con Aragonès para que los miembros de la comitiva fueran consejeros. "No quiero contradecir al president pero sólo fue una conversación", apuntó.
A pesar de la alta tensión entre ERC y JxCat, Sànchez ha descartado que las turbulencias vayan a afectar al ejecutivo regional, aunque ha dejado caer de manera elíptica que ERC no defenderá la amnistía y la autodeterminación en la mesa. "Sánchez y Moncloa nos han vetado porque no están en condiciones de afrontar la resolución del conflicto en los términos que la mayoría de la sociedad catalana quiere". Es decir, porque, según Sànchez, no quieren hablar de un referéndum y de la amnistía.