Este 11 de septiembre los separatistas volverán a salir a la calle para celebrar la Diada con el único objetivo de calentar el ambiente como paso previo a exigir un nuevo referéndum independentista al Gobierno de Pedro Sánchez, después de lograr los indultos a los golpistas.
Coincidiendo con esta jornada, la Fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes) ha organizado un acto a las 10 de la mañana en el Hotel Avenida Palace de Barcelona para denunciar los mitos del separatismo, la "instrumentalización" que hacen de esta fecha, su manipulación histórica y mediática o el adoctrinamiento en las aulas.
El acto coincide con el varapalo judicial que ha recibido recientemente el Gobierno catalán: el TSJC ha exigido un cambio en el modelo de exámenes de Selectividad para que, a diferencia de lo ocurrido en la primera convocatoria del mes de junio, no se "identifique" a los alumnos por su opción lingüística ordenando suspender las instrucciones a los tribunales de evaluación que daban preferencia al catalán.
Una victoria jurídica en una comunidad en la que desde hace tiempo no se cumple la sentencia del Tribunal Supremo que reconoce el español como lengua vehicular. En declaraciones a Libertad Digital, el presidente del sindicato de profesores de enseñanza secundaria AMES, Antonio Jimeno, interviniente en el acto de Denaes, denuncia que la actuación de los padres ha sido clave en esta batalla en la que muchos abandonan la lucha a mitad de camino al chocarse contra el muro de la imposición catalana.
La persecución no cesa
Francisco Oya, profesor en un instituto de Barcelona hasta el pasado año, intervendrá también en el coloquio de Denaes. Fue uno de los profesor represaliado por la Generalidad cuando en 2017, el año del golpe separatista, le expedientaron y sancionaron suspendiéndole 10 meses de empleo y sueldo por oponerse al adoctrinamiento separatista. El detonante fue repartir entre sus alumnos de Bachillerato texto de autores relacionados con el catalanismo desde el S.XIX.
"Todos eran de un supremacismo infumable, de esa forma quería ofrecerles una versión alternativa al manual que estábamos obligados a impartir", asegura a Libertad Digital, recordando que se trataba de un libro redactado por el entonces vicepresidente de la ANC, Agustí Alcoberro, exdirector del Museo de Historia de Cataluña.
El desafío no gustó al director y comenzó la persecución contra él, con acusaciones de homofobia o machismo de por medio, para estigmatizarle. Solicitó un cambio de centro pero le fue denegado y se vio obligado a solicitar la jubilación anticipada para afrontar la asfixia económica y social a la que estaba siendo sometido.
PP y PSOE, responsables
Desde la AMES, Jimeno explica que el separatismo lleva años adoctrinando a los alumnos pero también a los padres. "Les dicen que hablando español sus hijos no van a ninguna parte en Cataluña", que no podrán prosperar. Para evitar problemas, los padres ceden a la presión para evitar, entre otras cosas, "el complejo de inferioridad que nos ha traído hasta aquí".
Jimeno asegura que actualmente la situación está tan avanzada que revertirla es una "tarea titánica" aunque se muestra optimista: "Es posible hacerles frente si el Gobierno central actúa" porque con el actual reparto de fuerzas en el Parlamento autonómico "es muy difícil avanzar".
Oya coincide en el mismo análisis: "No habrá solución posible a la situación en Cataluña hasta que los poderes políticos planten cara a los secesionistas". Asegura que el adoctrinamiento en las aulas se agravó con la transferencia de Educación a las comunidades autónomas aprobada en los años 90 por el Gobierno de José María Aznar.
"Es un problema aún más grave que la manipulación de los medios porque si no te gusta TV3 o La Vanguardia hay otras opciones pero las familias con una capacidad económica limitada sólo pueden acceder a la escuela pública; allí el adoctrinamiento comienza desde la etapa infantil y la mayoría de los profesores se somete por miedo a perder su empleo", afirma.
"Con el franquismo había menos opresión"
"En Cataluña no hay democracia, incluso durante el franquismo se respetaba más la libertad de cátedra", afirma Oya sin tapujos, recordando que había profesores socialistas, comunistas o anarquistas que podían impartir clases en los años 70 dentro de unos límites mucho más amplios de los que impone ahora el nacionalismo catalán.
Jimeno propone como solución al problema convocar una misma prueba a nivel estatal "de historia y lengua" para evidencia los problemas. "Cuando se vea que los alumnos catalanes suspenden en ambas materias, los colegios reaccionarían porque sus alumnos no obtendrían el título de ESO y ahí da igual lo que diga la consejería, los colegios quieren que sus alumnos aprueben para que los padres no les cambien de centro", asegura.