Fue Adriana Lastra la única que se atrevió a mover ficha antes de la crisis de Gobierno de julio. Según adelantan fuentes socialistas a Libertad Digital, la actual vicesecretaria general del PSOE y portavoz parlamentaria le pidió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dejar la portavocía que ostenta desde 2018 y darle un impulso político: "O entrar en el Gobierno o dedicarse en exclusiva al partido con un papel reforzado". El presidente escuchó y decidió lo segundo, toda vez que ya tenía decidido ejecutar la sangría gubernamental que dejaría también vacante el puesto del secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, quien llevaba el peso de la fontanería de Ferraz, 70.
"Lastra heredará el partido", explican estas fuentes, pero no la Secretaría de Organización que previsiblemente recaerá en el número dos de Ábalos, Santos Cerdán. Lo que prevé el entorno del presidente es que Lastra mantenga la vicesecretaría general con un papel "reforzado" en el que asuma las funciones de Ábalos y su visibilidad de cara a la galería, compareciendo cada lunes en Ferraz tras las reuniones de la Ejecutiva Federal.
Y ahí la nueva etapa se presenta más sencilla que la anterior habiendo eliminado el lastre de las tensiones entre Ferraz y Moncloa, con Iván Redondo de un lado y Carmen Calvo, Ábalos y Lastra de otro. El interlocutor de Lastra será el actual ministro de Presidencia, Félix Bolaños, cuyo nombramiento fue celebrado como un gran éxito en el núcleo duro socialista por ser "el hombre del partido en Moncloa", lo cual facilitará enormemente la tarea de engrasar la maquinaria de coordinación de cara a un curso político en el que Pedro Sánchez se entregará en cuerpo y alma al objetivo de recuperar la imagen y popularidad perdida tras los indultos y los últimos varapalos judiciales, y que se reflejan en todas las encuestas salvo la del CIS.
Su función será clave en la nueva etapa post 40º Congreso Federal del PSOE, en tanto en cuanto servirá para fijar las posiciones de la semana política que previamente habrán coordinado en maitines los responsables de Gobierno y partido. Su entorno asegura que gestiona "mano a mano" la nueva etapa y que Lastra conoce gran parte de los movimientos que tiene en mente el líder del PSOE.
Gómez, la sorpresa
Lastra también será, junto con Bolaños y el nuevo secretario de estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, quien asuma la encomienda de liderar las negociaciones políticas y parlamentarias en un momento en el que son necesarios al menos dos Presupuestos Generales más para recibir los fondos europeos —como exige la Comisión Europea—, y agotar en consecuencia la legislatura hasta 2023. En este sentido, asumirá en principio la principal función del nuevo portavoz parlamentario, Héctor Gómez, quien no sólo era un "gran desconocido" para el público en general sino para los portavoces parlamentarios y para la inmensa mayoría del partido socialista. "Se rumoreaba una sorpresa, pero no ésta", admiten fuentes de la dirección del grupo socialista de la cual forma parte el nuevo portavoz que apenas ha tenido en su historial un par de intervenciones parlamentarias de consideración.
Como responsable internacional de la Ejecutiva y portavoz de la Comisión Internacional de Exteriores, puede contar con el mérito de ser uno de los pocos que repita dentro de la dirección federal de Pedro Sánchez. Se dice que apenas lo harán 15 de los 47 miembros actuales. Según las citadas fuentes, habrá un "rejuvenecimiento y un adelgazamiento" de la Ejecutiva y el perfil de Gómez va en la línea con otros designados en el Gobierno como Pilar Alegría o Isabel Rodríguez: sanchistas, jóvenes y apegados a sus federaciones como futuras candidaturas que apuntalen al PSOE para las próximas elecciones generales.
Porque en eso está Sánchez: "En cuanto pase el 40 Congreso Federal, el presidente entra en campaña", reducirá su presencia internacional y se lanzará nuevamente a la carretera a la celebración de actos de partido discretos de aforo, blindados de prensa y con los que copar los telediarios del fin de semana. Por ello no sacrificará a la única pieza que le queda con el suficiente nivel de conocimiento del partido para ejecutar esta tarea desde Ferraz, no por lealtad sino por necesidad.