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La foto más esperada del separatismo: Junqueras y Puigdemont se vuelven a ver las caras

Puigdemont evita salir a recibir a quien fuera su vicepresidente y Junqueras impone una instantánea de grupo con su séquito de excarcelados.

Puigdemont evita salir a recibir a quien fuera su vicepresidente y Junqueras impone una instantánea de grupo con su séquito de excarcelados.

El separatismo ya tiene su foto más esperada. Oriol Junqueras y Carles Puigdemont han posado juntos en las escaleras del domicilio en Waterloo del expresidente de la Generalidad fugado. Pero no han posado solos, como se esperaba. Junto a ellos, los excarcelados de ERC Carme Forcadell, Dolors Bassa y Raül Romeva. Meritxell Serret, exconsejera de ERC que decidió regresar a España hace unos meses, y Toni Comín, en situación de prófugo, completaban la estampa patrocinada por los indultos de Pedro Sánchez.

Puigdemont no ha salido a recibir a la delegación de ERC. La puerta de la mansión, que en Junts per Catalunya (JxCat) llaman "Casa de la República", estaba entreabierta y Junqueras y los suyos han pasado sin llamar. Al poco, Puigdemont y sus visitantes han decidido salir a las escaleras para facilitar la tarea de los fotógrafos.

Puigdemont y Junqueras no se veían desde el último fin de semana de octubre de 2017, cuando el primero se dio a la fuga y el segundo decidió atender el requerimiento de la Audiencia Nacional. La situación entre ambos ya era muy mala y ha empeorado durante todos estos años. El partido de Junqueras empujó a Puigdemont a proclamar la república cuando el entonces presidente tenía prácticamente decidido convocar elecciones autonómicas para esquivar la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Pero pudo más la presión de personajes de ERC como Gabriel Rufián o la fugada Marta Rovira, que exigían a Puigdemont que fuera hasta el final. En ese contexto, Junqueras se comportaba como una auténtica esfinge, sin aclarar en modo alguno su posición.

El reencuentro entre ambos personajes era uno de los anhelos del independentismo y ambos han accedido no sin plantear objeciones y dificultades. Se han escudado en razones de agenda para retrasar la cita lo máximo posible. Junqueras niega que tenga que reconciliarse con Puigdemont, quien le acusó de deslealtad en las memorias que publicó sobre el golpe de Estado separatista. El prófugo, por su parte, todavía tiene cuentas pendientes con los dirigentes de ERC. Sin embargo, ambos han accedido a la reunión para satisfacer a sus bases y aparentar una unidad independentista que goza de tan mala salud como siempre. Este mismo miércoles y en el Parlament se ha puesto en evidencia cuando JxCat ha acusado a ERC de actuar a sus espaldas en relación a la negociación con el PSOE y el Gobierno sobre los Presupuestos Generales del Estado.

Sin comparecencia conjunta

No habrá comparecencia conjunta tras el encuentro, que se prevé largo porque incluye comida y sobremesa. Puigdemont, de familia pastelera, se ha encargado en persona de los postres para sus invitados. Una de las notas destacadas es que uno de los vecinos de Puigdemont ha recibido a la delegación republicana y el séquito de informadores con una gran bandera española exhibida en su balcón.

No es previsible que Junqueras y Puigdemont aborden el reparto de papeles en el independentismo, puesto que en el encuentro está presente hasta el rapero Valtònyc. Sin embargo, Junqueras pretende hacer valer su libertad de movimientos para ocupar el terreno que había ocupado Puigdemont hasta ahora en la difusión internacional del proceso separatista. Además, ERC no reconoce ninguna legitimidad al "Consejo por la República" montado en torno al prófugo y que fue uno de los grandes escollos para que JxCat y ERC llegaran a un acuerdo de gobierno tras las pasadas elecciones.

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